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lunes, 17 de noviembre de 2008

Lo pasamos pirata



Después de que en Menéame llegara a portada el baile de los esqueletos del Monkey Island 2, me puse nostálgico.

Me acordé de mis tiempos mozos y de mis aventuras gráficas favoritas. Indiana Jones y la Última Cruzada, Monkey Island, Maniac Mansion: El día del tentáculo...

Eran otros tiempos. Eran otros juegos. Desgraciadamente, cobra cada vez más valor aquello de 'cualquier tiempo pasado fue mejor', sobre todo cuando el tiempo pasado se refiere a nuestra juventud. Personalmente, me compadezco de los chavales que ya no quedan todos los días para jugar al fútbol después de clase y que prefieren pasar las horas muertas bebiendo litronas y fumando porros en un parque o bebiendo litronas y fumando porros delante de la Play. Tanto da la ubicación si el fin es el mismo.

En fin, que como pequeño homenaje, el pasado viernes, después de mi estelar actuación en el partido de solteros contra casados (séis goles, taconazos, caños, regates inverosímiles) compramos unas botellitas de licor para hacer una fiesta a la antigua usanza.

Y tan antigua fue, que cada uno llevó su performance particular y atuendo pirata, en honor al ya mítico e idolatrado Monkey Island, para hacer una fiesta bucanera. Hubo de todo, desde pañuelos varios, barbas ralas y camisas blancas, hasta mosquetes de metal y un parche de fieltro muy precario 'made in Ángelus'.

Bien provistos de ron, intentamos hacer grog con la receta más común que encontramos:

- 4/9 de ron (Capitán Bucanero)
- 4/9 de agua caliente.
- 1/9 de lima.
- Azúcar.
- Canela.

Todo mezcladito, salió de pena. El agua no engaña tan bien al paladar como el limón o la cola, por ejemplo, y llevamos ya un tiempo cerveceándonos el hígado como para soportar el sabor del ron en su máxima expresión. Está claro que los piratas bebían más por olvidar y por evitar el dolor físico y mental que por pillar el puntillo y disfrutar la velada.

Al final, como no podía ser de otro modo, al ser perros viejos y bien precavidos, acabamos tomando unos cubatas normalitos de ron con limón.

Para no variar mucho nuestros hábitos de consumo, nos dejamos caer por Mariano Rojas para rematar. Sala B, previo paso por Stereo.

Pero eso sí, lo pasamos pirata.