Ya hace un tiempo que regresamos de patear Europa, y considero que va siendo hora de relatar toda la verdad sobre lo que allí aconteció. Sobre todo teniendo en cuenta que mi primo ya ha terminado de relatar la experiencia desde su prisma y ya puedo rememorar con mayor nitidez algunos pasajes turbios en mi mente.
Cuando regresé de visitar a Alberto en Suecia, tanto anfitrión como invitados adquirimos el compromiso y el convencimiento de que aquella experiencia debiera repetirse en el futuro. Como decían en 'South Park: The Film', "más grande, más largo y sin cortes". Ya habrá tiempo de relatar aquí aquellos maravillosos días en tierra de tremendísimas rubias en bici, pero en esta ocasión empezaré por el final.
La idea fue tomando forma poco a poco, y acordamos realizar un Interrail. Una experiencia de varias semanas, con mochila al hombro y recursos limitados, que hacen a la gente cambiar toda su visión del mundo que le rodea. Pero las bajas en el seno del grupo se iban produciendo.
Al final, de los integrantes originales de la expedición Svensk Rätt, yo era el único superviviente. En cualquier caso, no resultó nada difícil convercer a mi primo Fris, que recibió la idea con calidez e ilusión. La baja de ultimísima hora de Ra pesaba como una losa, que dicen las malas lenguas que cambió un viaje de un mes por Europa por una bici, pero su hueco fue muy bien cubierto por un atento 'Trípode', que en el futuro realizaría una gran labor como intérprete. Así pues, el Bird Command quedaba formado y listo para la batalla.
Las plazas estaban cubiertas, los preparativos realizados y el plan dispuesto. A pesar de que en algunos foros de discusión decían que había que dejarse llevar por la improvisación, nosotros preferimos llevarlo casi todo atado para ahorrar unos dineros y no tener que dormir a la intemperie. Con las reservas, sabíamos más o menos, lo que queríamos hacer y dónde estaríamos en cada momento, al menos en teoría, pues ya se sabe que lejos de casa uno nunca puede preveer de qué lado soplará el viento. En cualquier caso, dejamos cierto margen a la imaginación, ya que siempre podríamos anular la reserva hecha con antelación sin coste alguno.
La idea, en principio, nos llevaría a recorrer Göteborg y Malmö en Suecia, Copenhague en Dinamarca, Berlin y Köln en una primera incursión alemana, Amsterdam y Rotterdam en Holanda, Brujas en Bélgica, y Munich, Triberg y Frankfurt en la segunda vuelta teutona. Al menos ese era el plan inicial y las ciudades en las que teníamos 'reservas hechas'.
El 22 de septiembre fue el día elegido para partir, y el 14 de octubre, después de una ampliación, el día de vuelta. Habíamos pillado una super oferta de Ryanair, por la que el viaje de ida y vuelta nos salió a 45 € con tasas, impuestos y equipaje inclusive, pero tras ampliar unos días el asunto se quedó en 75 € en total.
Habíamos acordado, tras un riguroso estudio, que el presupuesto inicial sería de 1200 € aproximadamente, lo que nos daba un margen de maniobra de 45 € diarios de máximo, que nos pareció suficiente para beber, comer y fol... esteeee... dormir SOLOS en literas rancias de albergues juveniles.
Así que nada, tocaba hacer números. Nos hicimos con 100 € en coronas suecas por barba. El resto lo repartimos entre una cuenta conjunta abierta para la ocasión en la que cada uno aportó 600 €, y el dinerito en metálico que cada uno llevaría encima para sus cosas.
Como salíamos desde el aeropuerto de Barajas, ya que por aquel entonces no había vuelos para Suecia ni desde Alicante ni desde Valencia, mucho menos desde San Javier, acordamos iniciar el operativo con un coche de alquiler para desplazarnos hasta la terminal.
Los días fueron pasando. La primavera dio paso al verano, y el verano trajo consigo los exámenes de septiembre. Los aprobados pertinentes nos permitieron partir con la sensación del deber cumplido. La semana previa, nos reuníamos en la piscina de Ángel para poner a prueba nuestros conocimientos de sueco, inglés y alemán, y observar de primera mano el cuerpo escombro que nos había dejado el paso de los años y una mala alimentación a base de cerveza y Doritos Tex-Mex. Yo no me veía tan mal desde aquel verano que pasé currando en la cantina de la piscina de El Palmar atiborrándome de granizados y sandwiches de atún y mayonesa.
El 22 S estaba cerca. La noche del 21 me sé de tres que durmieron muy poco. Dos de ellos, por los nervios del viaje. El tercero por la incertidumbre de no saber si a la vuelta seguiría teniendo pareja.
Ya no había vuelta atrás. El mineralismo iba a llegar.
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Hace 4 años
4 comentarios:
Que expectación! Por fin te decides a contar toda la verdad!
Y cada vez con más ganas de volver a irnos
¡¡Vuelve el inter-rail como nunca fue contado!! El recuerdo del anterior es lo que nos hace más llevadera la espera del siguiente-
No dudo que lo relatarás mejor que lo hice yo. Te leeré, animaré y recordare detalles que pudiesen quedar en el tintero.
El original siempre es el original, querido Frisk. Tienes la exclusiva. Cada cual con su estilo, pero yo bien que he disfrutado leyéndote.
Y nada, espero no dejarme nada en el tintero. Iré alternando con otros temas, pero la estrella estos meses será el viaje.
Estas comprobando en tus carnes lo que es contar un viaje en un blog ¿verdad? XD
Por cierto, hay una nueva página que se debe visitar http://yovendielmundo.blogspot.com
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