Buenos y gélidos días desde Ålesund.
Tras un largo periplo y muchos días sin poder dar noticias desde tierras escandinavas, por fin hemos dado con una puerta abierta hacia el mundo exterior. Pero va a haber que cerrarla pronto, porque entra una brisilla helada que hace a uno replantearse seriamente el significado de la expresión "hace un frío de tres pares de cojones".
De momento nos estamos adaptando bien a las condiciones de vida por estos lares. Al principio nos costó un poco lo de levantarnos a las 7'00 y acostarnos a las 22'00, pero ya hemos adquirido un dominio tal que, oxigenándonos un poco el pelo, bien podríamos pasar por lugareños.
El inglés va mejorando a marchas forzadas. Qué remedio. Sobre mí ha recaído toda la responsabilidad comunicativa, y si no fuera generoso en el esfuerzo aún seguiríamos tratando de salir de Oslo. A veces, hasta me atrevo a gastar bromas.
Nada más por ahora. Vamos a la caza y captura de la Oficina de Turismo más próxima, a poner a prueba mi capacidad de entendimiento. Pronto llegaremos al Círculo Polar.
lunes, 22 de septiembre de 2008
Noticias frescas, noticias breves, para servirle, Mister Quitanieves
martes, 2 de septiembre de 2008
Desintoxicado
Silencio, eso es todo lo que he ofrecido al mundo las últimas semanas.
¿La razón?
Poco tiempo para narrar mis desventuras y una larga lista de proyectos a corto plazo que me tenían demasiado ocupado.
Los exámenes fueron bien, no puedo quejarme, ya que me saqué de encima las asignaturas más gordas, aunque a cambio de cargarme en las más livianas. Podría haber ido mejor, sencillamente.
Al menos, España ganó la Eurocopa. Se torció el plan de acudir a Viena a luchar con una jauría de rubicundos y ebrios germanos por la posesión más valiosa del campeonato, la cerveza, pero me quedará el consuelo de saber que hasta el último instante hice todo lo posible para poder contar a mis nietos que "yo estuve allí". Desgraciadamente, no pude hacer mi sueño realidad.
"Fernando Torres haciendo añicos las esperanzas de millones de alemanes".
Al menos viví la final y saboreé la victoria, muy a pesar de mi teléfono móvil, que falleció tristemente en las celebraciones posteriores al encuentro. Por mucho que digan, los aparatos eléctricos, al igual que los gatos, no se llevan bien con el agua.
Después de los exámenes, vino un período de relax a medias. Me metí a currar en una conocida cadena de supermercados, como monillo reponedor.
Además, me emancipé. Abandoné a mis padres, Dios me perdone. Al menos parcial y temporalmente, ya veremos qué me depara el futuro. De momento, comparto casa con una chica que se alimenta a base de café, chocolate y tostadas de tomate con aceite y sal, el monstruo de las galletas y una familia de adorables chinches.
Pero eso... es otra historia.