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lunes, 20 de octubre de 2008

El palillo como elemento de distinción

Main es un buen anfitrión, y, como tal, nos regala, casi sin querer, todo su conocimiento, descubriéndonos nuevas maneras de mejorar nuestra posición social. Cuando uno tiene tan amplio conocimiento de la estructura que conforma el conglomerado que es la sociedad actual, es fácil que la sabiduría rebose en uno mismo y esparza sus pequeños tentaculillos hacia todos aquellos que le rodean, atrapándolos y convirtiéndolos en individuos válidos para la sociedad.

Para hacer honor a la verdad, realmente no hemos conseguido mejorar nuestro estatus en el escalafón social. Pero por unos instantes nos pudimos sentir personas distinguidas. Todo gracias a ese gran invento de nuestros mayores, el palillo o mondadientes, y a la hospitalidad de Main.

Después de una opípara cena, en la que no faltó un buen serrano Siete Jotas, no se escatimó en aceitunas rellenas y la Steinburg corrió a raudales, después de departir largo rato sobre la existencia o no existencia de un ente superior y sobre la sexualidad de algunos de los presentes, y llegados al punto de estar bien empapados en alcohol, cual bucanero embriagado de ron, llegó al fin ese elemento diferenciador que hace especial al ciudadano español en cualquier evento festivo o reunión social. Al fin, el palillo fue redescubierto y encumbrado, y todo su señorío puesto a nuestra disposición.

Porque no nos dejemos engañar, no hay nada que haga más varonil a un hombre y más distinguido a un caballero, que un mondadientes bien amarrado entre los dientes. Amén de hablar muy a favor de su higiene dental. Quizá una boina bien calada, pero eso es ya un nivel de distinción para el que quizá aún no estemos preparados.

Yo, de hecho, no me sentía tan superior al resto de los seres humanos desde aquella época en que fumaba Lucky Strike y usaba cerillas, hace ya muchos años.

Gracias, Main, por hacernos sentir 'especiales', por enseñarnos a valorar las cosas más pequeñas y por proporcionarnos mondadientes de recambio.

3 comentarios:

main dijo...

Es un honor Pau que me menciones y con esas bonitas y refinadas palabras. espero repetir, la proxima inagurando tu dulce morada, yo llevo ese elemento de distincion y luego lo podemos lucir por las tascas.
hubo un tiempo en el que fumaba un cigarrillo que media unos 15 centimetros mas de lo normal y tenia color abano, era un abano muy elegante, venia en una cajita plana de 10 y tener eso era tener mucha clase.

Unknown dijo...

Quién necesita fumar habiendo palillos. La doto que nos hicimos con ellos no la tengo. Raaa, pasala!!

Anónimo dijo...

xdd
Espero veros con palillos cuando salgamos por ahí