La Universidad acaba de hacerme la cama. Resulta que termino mis estudios, y mi intención no es otra que continuar un pasito más allá, es decir, seguir creciendo con los Grados, pero resulta que, ¡oh milagros de la Universidad Española!, me voy a quedar en el limbo hasta, como mínimo, el curso académico 2010/2011. ¡Qué despropósito! Y eso, si es que se me ocurre ir a Madrid, a gastar una pasta que no tengo en la Universidad Carlos III para hacer el putísimo Grado, porque de otro modo tendría que esperar ¡CUATRO AÑOS! para hacer el Grado en Murcia. Sí, se implanta el año que viene, pero ÚNICAMENTE el primer año. Y el siguiente, el segundo. Y al otro, el tercero... Y así hasta que yo pueda hacer algo con mi futuro, que no sea dar de comer a los patos.
¿A qué inepto hay que culpar de semejante aberración? ¿Qué se supone que debo hacer en este tiempo para continuar mis estudios?
Esto es indignante. Es patético. Es lo más chapucero que he visto en mi puñetera vida. Imaginaba que una institución académica que presume de ser la panacea del conocimiento tendría previsto esto antes. ¡Cuán errado estaba! Subestimé la estupidez de aquellos que se hacen llamar doctores. Sin lugar a dudas, deberían colgar de los testículos al encargado de esta 'inmersión gradual en Bologna', que a ellos les supone 'una menor carga de trabajo', y a cerca de dos millones de estudiantes en mi situación les puede suponer el fin de su futuro académico.
martes, 26 de mayo de 2009
Putos Grados
jueves, 21 de mayo de 2009
III Carrera Popular Universidad de Murcia
En vista de que la UMU no parece aportar tablas con los tiempos de todos los participantes, he decidido colgar mi tiempo, cronometrado por mí mismo, y que para los 4.600 metros de la prueba, con sus cuestecitas y todo, que ya te digo si costaban las jodías, ha sido de 24 minutos y 54 segundos.
Como se puede observar el tiempo es flojillo, pero es que no me han ayudado nada ni la climatología ni el desnivel.
La climatología porque, a pesar de llevar viviendo aquí desde que era un moco, el calor me sienta como una patada en los genitales, y ya os podéis imaginar lo que es ponerse a correr a las 12 del mediodía en pleno mes de mayo, con sus buenos 30ºC. Por lo visto, el hecho de que el año pasado muriera un alumno en el transcurso de una competición del Trofeo Rector, precisamente por estas fechas casi estivales y a hora similar, no les ha hecho aprender absolutamente nada.
El desnivel hay que agradecérselo a los promotores del campus de Espinardo, que tuvieron la genial idea de, no sólo situar el emplazamiento en las afueras, bien inaccesible y tan mal comunicado, sino que además tuvieron a bien situarlo en la ladera de una colina, por lo que además de hacer imposible el hecho de subir en bicicleta sin llegar deshidratado y jadeante, se hace muy difícil el hecho de cicunvalar el óvalo que envuelve dicho campus a la carrera sin sentir un martilleo en las arterias coronarias, sin duda indicador de que tu vida toca a su fin.
¡Gracias, señores presidente y alcalde de turno, de todo corazón!
En fin, excusas.
Estoy en un momento de forma nada envidiable, pero esta vez voy en serio. Como penitencia, me he impuesto tres días de gimnasio semanales y un montón de horas de piscina los sábados. Prometo que la próxima saldrá mejor.
PD: Mi fatigado compañero de fatigas exige protagonismo una vez más. Sin él, que duda cabe, la carrera hubiera resultado muchísimo más intrascendente y aburrida. Espoleado por sus bufidos y jadeos lastimeros, conseguí superarme. Quédote agradecido, querido amigo, pues eres la red que me libra de caer al vacío. Sin ti, mi fracaso hubiera sido estrepitoso.
lunes, 11 de mayo de 2009
Mens sana in corpore sano
4.600 metros. Que se dice pronto. Hace ya mucho tiempo que vengo avisando de mis sanas intenciones, pero por alguna extraña razón no era del todo capaz de llevarlas a cabo. Creo que desde que dejé el fútbol 'profesional' me he ido dando a todos los vicios nocivos conocidos por el hombre, hasta tal punto que ya no recordaba lo bien que se siente uno cuando no le crujen todas las articulaciones.
Cuando uno tiene una personalidad tan adictiva como la mía, le resulta difícil no hacer ciertas cosas. Leer, que para algunos es algo extremadamente aburrido y complicado, para mí es un vicio más. Leo todo cuanto caiga en mis manos, ya sea una Biblia, un libro de consejos para complacer a tu hombre, la garantía de la lavadora o la etiqueta del champú. Para mí, que el cartero comercial deje publicidad en el buzón es una satisfacción tal, que si hubiera sido Scarlett Johansson la que llamara a mi puerta, semidesnuda y exigiéndome sexo, no me habría hecho más feliz.
Ahora, tras casi haber superado una adicción a la dieta sana, me ha dado por el ejercicio. Otra vez.
Y poco tiempo después de estar trotando sobre una cinta en el gimnasio, he participado en la III Carrera Popular de la UMU, sobre una distancia de 4.600 metros. Cierto es que no estaba del todo preparado, pero tras haber quedado entre los 500 mejores de 1.500 participantes me he venido arriba. Aún no sé exactamente la posición, pero he quedado bastante satisfecho.
Es curioso, pero, tras haber estado a punto de vomitar el hígado al trote, uno se siente pleno, en paz con el mundo. Respiras hondo y te dices 'muy bien Pablo, tus cojones estarán orgullosos'. Y es que unos minutos antes, cuando sentías que estabas al borde de una angina de pecho, habías dicho que por tus santos cojones ibas a a terminar la carrera.
PD: Mención especial a Lui, mi fatigado compañero de fatigas, que a pesar de tener compromisos académicos se presentó allí, bañador psicodélico y camiseta de Iron Maiden en ristre. Yo estaba convencido de que se zambulliría en la charca de obstáculos.