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martes, 26 de febrero de 2008

Ninguna broma

Hoy no hay tiempo para el humor. Anoche tuvimos debate, y me acosté con la sensación de que mi voto estaba un poco más claro. Durante la noche, sin embargo, ocurrió algo que ha cambiado radicalmente mi manera de ver las cosas.

Esta mañana me despertaba mi pareja para comunicarme un hecho que, curiosamente y a pesar de su gravedad, no me sorprendió. Esta misma noche, uno de esos 'pobres inmigrantes' que tienen derecho a tantas cosas y que 'sólo vienen en busca de un lugar mejor para vivir' ha entrado en su casa a robar y se ha enfrentado a ella. Afortunadamente, este desgraciado no ha hecho daño a nadie y se ha llevado un botín exiguo: una caja con monedas antiguas y la sensación de seguridad de esa casa. Quizá lo más grave no sea el botín físico, pero es difícil cuantificar el valor de lo intangible que nos ha arrebatado, e incalculable la sensación de temor e impotencia que deja como legado.

Sin embargo, sólo será una cifra más en el volumen de asaltos de este país. Cuando uno ve datos, y ve debates como el de anoche, en que los muertos son sólo números en un papel que sirven para decir "vosotros tuvisteis más", piensa que se les debería caer la cara de vergüenza. Con un numerito, uno no alcanza a comprender la verdadera dimensión del problema. No es el hecho en sí, que sí que es cuantificable, es su repercusión posterior y sus consecuencias, esto es lo que debería ser tenido en cuenta.

Y todavía el asunto iba a caer en saco roto, ya que no pensaban denunciarlo. "¿Para qué? ¿De qué sirve?". Esa es la sensación en la calle. ¿Cuántos delitos más como éste habrá sin denunciar? No se tiene fe en el sistema, ya que permite que esto suceda. Además, en poco tiempo están fuera y delinquiendo nuevamente.

Yo respetaba a esta gente que venía a España en busca de una vida mejor. Entendía que yo mismo emigraría si se dieran las circunstancias. Pero no, he comprendido que yo no soy como ellos, afortunadamente.

Dirán que me estoy radicalizando, que rayo la intolerancia o que no debo meterlos a todos en el mismo saco, pero ya llueve sobre mojado. No es la primera vez que ocurre, lo vemos a diario. Yo vivo en una comunidad, en una ciudad, en la que el 15% de la población es inmigrante y sé de lo que hablo. "Quien hace un cesto hace un ciento, si le dan mimbres y tiempo", dice el refranero. Yo no veo por ninguna parte las ventajas de la sociedad policultural. Algunos son amigos míos, excelentes personas, pero reconocen que existe un problema y que va a más. Haced caso a los más viejos, porque "esto antes no pasaba".

Ahora mismo, la propuesta del PP sobre el 'contrato de inmigración' me sabe a poco. Si ya existe una Asociación de Víctimas del Terrorismo, ¿para cuándo una Asociación de Víctimas de la Inmigración? Yo soy una víctima más, pero somos muchos, muchísimos.

Me queda poco en este país de maleantes y delincuentes en potencia. En España no pasaré ni un segundo más de lo estrictamente necesario. ¿Calidad de vida? Y una mierda, esto ni siquiera es vida.

1 comentario:

Unknown dijo...

Esa gente no tendría que robar si viniesen a España con un contrato de trabajo y no tan alegremente como hasta ahora. Lo triste es que, votemos a quien votemos, esto va a seguir igual o peor...
Parece que Rajoy tiene una propuesta más firme ante este problema, que a muchos es el que más nos preocupa. Pero la confianza en un político que se dedicó 2 horas a descalificar el mandato de su oponente sin proponer nada en absoluto, la verdad es poca. Espero que en el segundo debate ponga sobre la mesa una solución a todo esto.
Mi voto, por ahora en blanco, depende de ello.