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jueves, 27 de marzo de 2008

Delincuentes comunes

Pues nada, una entradita para anunciar que mi hermana ha sido víctima de un robo. Concretamente, entre la tarde-noche del lunes pasado y la noche del martes, algún desgraciado se coló en el garage y se llevó su bicicleta. El payo malo, que desde aquí aprovecho para decirle que además de un chorizo de tres al cuarto es un gilipollas de cuidado, se fue a por la bicicleta que pilló más a mano y que resultó ser la de mi hermana, entre las distintas opciones que tenía.

Estaba atada a la barra del garage por medio de dos cadenas de cable de acero. Suponemos que, en un principio, se armó con una piedra y un mechero e intentó cometer su fechoría. Se puso a golpear los cerrojos con el pedrusco con la malsana intención de liberar el artefacto, pero únicamente consiguió perder el tiempo y armar un poco de escándalo. Posteriormente, el chapucero intentó quemar los cables. ¿Con qué finalidad? Lo ignoramos. Quizá le gustaba el fuego, porque no consiguió nada quemando el plástico que cubría los cables de acero.

Desesperado, el animalico se fue a casa a por una cizalla. Vete a saber si no se fue a comprarla a una ferretería, pero la cuestión es que ya de vuelta y con la cizalla en la mano, consiguió partir los cables de acero y llevarse la bici, que por cierto tenía una rueda pinchada, por lo que creemos que el tío cutre se la llevó en mano ante la imposibilidad de montarla sin parecer un imbécil integral.

En fin, que el individuo nos ha dejado como pruebas del delito las maltrechas cadenas del Decathlon.

Por mi parte, se ha salvado mi bicha por haberme gastado algo más de 10 € en cadenas, porque me temo que en otro caso mi vehículo hubiera corrido suerte similar. De momento, me he subido la bici a casa, he pedido una llave del colapsado cuarto de las bicicletas y tengo en mente comprar un buen pitón articulado para dificultar la labor delictiva de estos indeseables.

En cualquier caso, además de dar parte a la Policía y peinar las tiendas de segunda mano, poca cosa podemos hacer. Eso sí, a quien pille a menos de 50 centímetros de mi bicicleta a partir de ahora, primero le voy a violar el cráneo y después le voy a preguntar qué cojones hacía. Si ya le he pegado un guantazo a un niñato que me estaba robando los tapones de las ruedas, ya me veo capaz de cualquier cosa.

Confiando en la colaboración ciudadana, si alguien pudo ver algo de lo descrito entre el lunes y el martes en Murcia, por la zona de la Avenida de los Pinos, cerca del Zig Zag, o sea, un payo con una bicicleta anaranjada con la rueda trasera pinchada y una cizalla, por favor, que avise. Igualmente, si el maleante acude a deshacerse de la bicicleta a una tienda de segunda mano y tenéis constancia de ello en los próximos, contactadnos. Gracias.

1 comentario:

Unknown dijo...

Esto me supera...
Aquí hay que sujetar la bici con 18 candados de oro a una valla electrificada mientras que en Suecia bastaría con dejar el candado encima de la cesta XD