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viernes, 20 de marzo de 2009

Oscuros armarios empotrados

El cine nos ha regalado grandes momentos, coronados con grandes frases. Desde aquel 'francamente, querida, me importa un bledo' de Rhett Butler a Scarlet O'Hara en 'Lo que el viento se llevó', hasta ese perturbador e inquietante 'voy a hacerle una oferta que no podrá rechazar' de 'El Padrino'.

Pero como todo en esta vida, también hay sitio para grandes patinazos y frases desafortunadas. Hoy rescato del olvido una de ellas.

Si ya es difícil hacer una película sobre 300 tíos musculosos en taparrabos sin que te cataloguen el metraje como 'cine gay' y la coloquen en los estantes de la sección para mayores, que en el doblaje te hagan esta jugarreta debe hacer que al director le sangre la úlcera. Ahora bien, cuando la filmaron también tuvieron poca vista. Uno se pasa la mitad de la película preguntándose si los espartanos, a la sazón y para más inri, griegos, no tendrían algún oscuro secreto. Colocar a un Jerjes de dos metros largos, cargado de abalorios cual quinceañera y en esa actitud, digamos que, cuanto menos, irresponsable, no es serio.

Aquí va el momentazo XY. Sobran las dobles lecturas, ya que el original no deja lugar a dudas.



A mi parecer, se han cargado de un plumazo, y nunca mejor dicho, toda la masculinidad del film, que ya de por sí pendía de un hilo.

1 comentario:

Unknown dijo...

Yo creo que es una escena gay lo pongas en el idioma que lo pongas...