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viernes, 19 de diciembre de 2008

Moka, ma pétite salope

Desde hace tiempo, cuando paso por delante de una tienda de animales no puedo evitar fijarme en los conejillos. Los veo ahí, como pequeñas bolas de pelo mullidas y saltarinas, siempre olisqueándolo todo y con sus orejitas enfocadas en todas direcciones, y se me despierta el instinto maternal.

¿Pero cómo es posible, que un tío de tu edad, con esas pintas y con esa más que dudosa reputación, con fama de ser más insensible que un oso muerto, sea un apasionado de un animal tan sumamente ñoño? Misterios de la vida.

Sí, reconozco que detesto las comedias románticas y me gustan las películas en las que los protagonistas son horripilantes seres mutantes venidos de otro mundo, con exceso de violencia gratuita y extra de casquería. Pero debajo de este cincelado y petreo pecho, late un corazón lleno de amor... para los conejos. Que aborrezca y haga escarnio de las parejas que se lanzan obscenidades tan deleznables como 'cari', 'corazón', 'mi amor' o 'cielo', no quiere decir que yo mismo no pueda sentir amor hacia otro ser vivo, aunque sea de otra especie.

En fin, que no pude esconder más mi amor por estos seres peludos y me hice con una de ellos. Hace ya varios días que corretea por casa, pero hoy he decidido presentarla en sociedad.

De momento se llama Moka, y que dé gracias, pues mi primera elección, de haber sido 'lapin' y no 'lapine', era llamarla Fitzgerald. Barajo otros nombres, como por ejemplo, el de Lapine, que es coneja en francés, o Salope, que es puta, en francés también. Para un idioma que he estudiado, más vale que le saque partido.

No creo que le importe el cómo la llame, ya que dudo que sepa castellano, mucho menos francés. De momento, voy a dejar una encuestilla para decidir su nombre definitivo, antes de que llegue su primera visita al veterinario para oficializarla e inscribirla, justo en la barra de la derecha.

Ya ha dejado de cagar por toda la casa y vuelve solita a su jaula cuando tiene que hacer sus necesidades. Ha sido fácil. Le he dejado una guía de teléfonos, no para que se la lea, sino para que no me muerda los muebles, y una cajita de cartón con agujeros para su disfrute personal. Más vale que tenga algo para entretenerse, porque había empezado a mordisquearme el ampli y los cables.

Me sigue a todas partes, se encarniza con mis zapatillas y sabe jugar al 'pillao', por lo que deduzco que será un buen animal. Además, cuando la acaricio, me lame la mano. Sí, definitivamente, creo que nos llevaremos bien.



Y aquí, os presento a mi pequeña putita, Moka.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Voto por Moka, aunque me habría gustado Fitzgerald la verdad.

Ese es un bicho gracioso, a la próxima visita a tu casa espero que jugueteemos con él y no con el mini-gato, que a la mañana siguiente me desperté con unos simpáticos arañazos en mi mano izquierda (aún se notan requicios)

Anónimo dijo...

Pues yo creo que deberías ponerle un nombre con solera como Bernarda, Ramona o Roberta...pero bueno puestos a elegir entre las posibilidades dadas yo también me quedo con Moka (aunque suene a resfriado)

Anónimo dijo...

Yo voto por cenit o por ibuprofeno.