Probablemente Dios no existe.
Deja de preocuparte y disfruta la vida.
martes, 30 de diciembre de 2008
Tienes un mensaje divino sin leer
domingo, 28 de diciembre de 2008
Suddenly Lucy
De nada serviría negar que me sentí profundamente atraído por ella.
Su mirada lasciva me hizo estremecer. Sus insinuantes formas, cubiertas de delicada feminidad y salpicadas de una enorme sensualidad, despertaron mi deseo, mis instintos más primarios.
A pesar de su edad, 3,5 millones de años, aún resplandecía, eternamente joven y bella.
Se llamaba Lucy, y nuestras miradas se cruzaron por primera vez en el Museo de Historia Natural de Oxford.
Por supuesto, se trataba de una reproducción del homínido más antiguo hasta ahora descubierto por el Homo Sapiens Sapiens, una joven Australopithecus Afarensis de 20 años de edad en vida y que supuso, en teoría, el paso de los homínidos desde la vida en los árboles hasta la vida en tierra firme.
La verdad, lucía radiante, a pesar de ser un maniquí peludo de tan sólo un metro de altura. Pero también la muy apetecible Elsa Pataky es más bien menudita y rompe braguetas, juzgadlo vosotros mismos en Ninette.
El caso es que lo que sucedió en Oxford me turbó.
¿Cómo es posible que yo encontrara atractiva una reproducción de un monete de más de tres millones de años de antigüedad? No sé qué podía ser, si su estudiada pose, su grácil apariencia o sus femeninos rasgos. El caso es que si me hubiera encontrado casualmente con el monete en cuestión por la calle, no habría dudado en jurarle amor eterno.
Pero en la vida real, las historias de amor casi nunca tienen un final feliz. Me fui del museo sin declararle mis sentimientos. El mundo no habría comprendido lo que surgió entre nosotros dos. Ahora, sólo puedo recordarla en soledad. Sólo suspirar por todo aquello que pudo ser y nunca será. Si vais al Museo de Historia Natural de Oxford y la veis, eternamente joven y bella tras su vitrina de la primera planta, decidle que siempre la amaré.
No sé, quizá no todo esté perdido. Quizá si llamo al museo, me den su número de teléfono.
jueves, 25 de diciembre de 2008
Felicitaciones varias
Un año más, la nieve no ha hecho acto de presencia en nuestra triste y mercantilizada Navidad. Realmente, creo que uno no toma consciencia de que las fiestas están en ciernes hasta que El Corte Inglés no pone las luces y al árbol que habla. Las ahora convenientemente iluminadas avenidas, con tonos azules, blanco y marfil, nos indican que ha llegado el momento de someterse a la dictadura del consumismo navideño desaforado.
A pesar de mi rechazo a estos ataques temporales de amor y bondad, debo reconocer que algo de bueno tienen. El hecho de que, al menos por un breve lapso de tiempo, la gente sienta la necesidad de ser mejor persona, ayuda a recuperar mi fe en la humanidad.
Puede parecer triste, pero al no tener depositada mi fe en la religión, se torna en labor harto complicada el hecho de tener que depositar mis esperanzas en la decadente sociedad actual, sobre todo cuando se trata de votantes del PP y/o ultracatólicos.
Pero entonces recuerdo que los buenos propósitos se esfuman el mismo día 7 de enero, salvo que ese día pille sábado, en cuyo caso el espíritu nos dura 48 horas más.
En definitiva, lo que pretendo es desearos a todos las típicas felices fiestas, con una típica feliz Navidad, un típico y próspero año nuevo, y todos los buenos y típicos deseos que se os ocurran, tanto para vosotros como para vuestros más allegados.
En fin, cuidado con los típicos polvorones, que los carga el diablo, y no os atragantéis con las típicas uvas.
lunes, 22 de diciembre de 2008
¿Rubio ceniza o pelirrojo?
Si digo Kristian Pielhoff, puede que nadie sepa quién es, pero si a este germánico nombre le añado lo de 'el de Bricomanía', uno ya le pone cara barbuda al nombrecillo en cuestión.
Bueno, a decir verdad, sí que hay alguien que sabría situarlo en el programa de televisión adecuado, y ese alguien resultó ser Anabel, también conocida como 'una amiga del Chexpi'.
Celebrábamos el sábado un pequeño ágape en honor a Luisete (Chexpirit) y su tremendo pelazo, con sandwiches de nocilla incluídos, cuando mis escarceos con la bebida me llevaron a una conversación superflua y vaporosa con la muchacha en cuestión, que acabó derivando, aún no sé muy bien cómo, en un intenso debate sobre si Kristian Pielhoff era rubio ceniza o pelirrojo. Misterios de la ciencia y la cerveza.
El que suscribe mantiene que Kristian es rubio ceniza, mientras que Anabel afirma que realmente es pelirrojo. Después de consultar a más de cinco cuartos de la Hermandad, incluídos trabajadores del local, nada quedó claro.
Algo me impulsa a creer que el debate no es tal, y que los resultados están amañados, pues alguno de los entrevistados me confesó posteriormente que había dado la razón a la muchacha con fines puramente reproductivos.
Pero he aquí el debate.
Kristian Pielhoff, ese presentador de Bricomanía que lo mismo te enseña a montar una mesita de noche que una turbina en un reactor nuclear, relativizando al máximo su dificultad, acompañado siempre por su inseparable Íñigo, el hombre que susurraba a los geranios... ¿es en realidad rubio ceniza o pelirrojo?
domingo, 21 de diciembre de 2008
Pourquoi c'est la langue de l'amour?
Pas d'inquiétude, pas de prélude,
pas de promesse à l'éternel,
Juste l'amour dans notre lit,
juste nos vies en arc-en-ciel...
viernes, 19 de diciembre de 2008
Moka, ma pétite salope
Desde hace tiempo, cuando paso por delante de una tienda de animales no puedo evitar fijarme en los conejillos. Los veo ahí, como pequeñas bolas de pelo mullidas y saltarinas, siempre olisqueándolo todo y con sus orejitas enfocadas en todas direcciones, y se me despierta el instinto maternal.
¿Pero cómo es posible, que un tío de tu edad, con esas pintas y con esa más que dudosa reputación, con fama de ser más insensible que un oso muerto, sea un apasionado de un animal tan sumamente ñoño? Misterios de la vida.
Sí, reconozco que detesto las comedias románticas y me gustan las películas en las que los protagonistas son horripilantes seres mutantes venidos de otro mundo, con exceso de violencia gratuita y extra de casquería. Pero debajo de este cincelado y petreo pecho, late un corazón lleno de amor... para los conejos. Que aborrezca y haga escarnio de las parejas que se lanzan obscenidades tan deleznables como 'cari', 'corazón', 'mi amor' o 'cielo', no quiere decir que yo mismo no pueda sentir amor hacia otro ser vivo, aunque sea de otra especie.
En fin, que no pude esconder más mi amor por estos seres peludos y me hice con una de ellos. Hace ya varios días que corretea por casa, pero hoy he decidido presentarla en sociedad.
De momento se llama Moka, y que dé gracias, pues mi primera elección, de haber sido 'lapin' y no 'lapine', era llamarla Fitzgerald. Barajo otros nombres, como por ejemplo, el de Lapine, que es coneja en francés, o Salope, que es puta, en francés también. Para un idioma que he estudiado, más vale que le saque partido.
No creo que le importe el cómo la llame, ya que dudo que sepa castellano, mucho menos francés. De momento, voy a dejar una encuestilla para decidir su nombre definitivo, antes de que llegue su primera visita al veterinario para oficializarla e inscribirla, justo en la barra de la derecha.
Ya ha dejado de cagar por toda la casa y vuelve solita a su jaula cuando tiene que hacer sus necesidades. Ha sido fácil. Le he dejado una guía de teléfonos, no para que se la lea, sino para que no me muerda los muebles, y una cajita de cartón con agujeros para su disfrute personal. Más vale que tenga algo para entretenerse, porque había empezado a mordisquearme el ampli y los cables.
Me sigue a todas partes, se encarniza con mis zapatillas y sabe jugar al 'pillao', por lo que deduzco que será un buen animal. Además, cuando la acaricio, me lame la mano. Sí, definitivamente, creo que nos llevaremos bien.
viernes, 12 de diciembre de 2008
'Any bowl, one pound'
Recientemente hemos regresado de London. El motivo del viaje no era otro que visitar a unos amigos que se encuentran allí intentando sacar adelante una vida, y de paso tomar nota de qué es lo que ha cambiado por allí ahora que se cumplían 10 años desde mi primera estancia.
Pocas cosas han cambiado.
Para empezar, parece ser que esta gente no quiere pertenecer a la UE. Los que llegamos de fuera de las islas, somos 'overseas'. Es decir, que independientemente de tu país de procedencia, eres foráneo. Ya puedes venir de España, de Francia, de Honduras o de Taiwan, que para ellos lo importante es que no eres inglés, y por ello tienen derecho a tratarte como si fueras inferior, tratar de estafarte y apartarte con desprecio en cualquier situación, con el fin de que no interfieras en su rutina diaria. "No cogerá el metro antes que yo este oversea", "no me quitará el taxi este oversea", "no pagará lo mismo que yo este oversea", y así un largo etcétera. Es destacable la ingente cantidad de indios y paquistanís que viven aquí, seguidos de cerca por los polacos. Eso sí, sudamericanos, ni medio.
Resulta que en todos los países de la UE, y en los no miembros de la UE, el carnet de estudiante internacional es válido para acceder a los descuentos, tal que de un estudiante local se tratara, pero en Inglaterra esto no es así. Allí, sólo es válido si está expedido por una autoridad inglesa, y más vale que sea conocida por la zona en cuestión, porque el acento te delata y te pueden tirar para atrás sin motivo. Esto supone un menoscabo de liquidez considerable a la hora de coger el transporte público, muy a tener en cuenta, ya que no obetendrás descuentos en trenes, autobuses o metro, y hablamos de valores que van desde 10% hasta un 50% de descuento. Los transportes, además, no son puntuales al 100%, a pesar de la familla de la puntualidad británica, hay que joderse, y los autobuses dejan bastante que desear en cuanto a confort y servicios. Si en Noruega destacaban por su modernidad y amplitud, además de su exacta puntualidad y servicios que incluían aseos, café gratuito y conductor educado y multilingüe (¡cuatro idiomas!), los británicos son el contrapunto, el lado oscuro.
Los precios, eso sí, son inigualables.
En Londres la pinta ronda las £3 y un pico, en los alrededores viene a ser £1'85. Eso sí, el volumen de alcohol es de 4'1% y la pinta resulta que lleva 440 ml. Traducido a euros, el primer valor es de unos 3'5 €, y el segundo es de 2 € aproximadamente. Para los 3 lerus que me soplan en cualquier bar mediocre por un tercio, a veces un quinto, es evidente que mi bolsillo sale ganando en las islas, no así mi hígado.
Los supermercados tienen de todo a buen precio. La comida inglesa es una mierda, y además es cara, pero los supermercados suelen tener buenas ofertas, tipo comida preparada desde £1 ó £1'5, con una amplia variedad, desde lasagnas o spaghettis, a platos más elaborados de arroz o puré con verduras y carne. Yo he llegado a comprar Pringles de 180 grs por 80 céntimos.
Comer en el McDonald's puede ser una buena opción, y te puede salir más barato que en España. Un menú Big Mac, con sus patatas y su refresco, por 4 €, en el mismo Soho.
Por supuesto, también puede uno buscar un buffet, que los hay y variados, y ponerse ciego por £5 ó £6.
El tema de salir ya es otra cosa. A las inglesas les gusta enseñar cacho, y parecen bastante libertinas, aunque son más bien percheronas. Encontrar a una rubicunda muchacha de fuerte acento, con una pseudo falda-pompón que deja ver medio culo y en camiseta de tirantes a 3 ó 4 grados bajo cero es normal. Que vayan muy cocidas y con una caraja que ni Fernando Arrabal en aquel famoso programa, es algo más que habitual. Lleva siempre protección extra encima, tipo condón y tipo cinturón de castidad, que para eso no les importa que seas oversea.
También es habitual ver que la policía se lleva a un inglés detenido y esposado con la cara sangrando. Supongo que se darán para entrar en calor, así que ojito.
Salir, lo que se dice salir, lo hacemos mejor en verano y en las zonas turísticas, al menos en cuanto a ambiente, pero se agradece que los bares respeten el aforo y no se fume en ningún local. Es conveniente empezar a beber a su hora, es decir, a las 5 ó las 6 de la tarde, que es cuando salen de trabajar, ya que a eso de las 8 termina la hora feliz y a las 11 se acabó la fiesta, o en el mejor de los casos, ésta se traslada íntegra a los 'after-hours'.
Hay cosas que nunca cambian.
Los españoles, somos italianos, y los italianos, deben ser españoles. La verdad es que cuando vi a cuatro italianos bastante pasados de peso y de talla 'española' cenándose una ollaza de spaghettis, empecé a entender la razón de su confusión. Menudos personajes. Luego, claro, vas por la calle y las españolas que hay por el mundo son todas talla XS y morenas... igualito que las italianas.
Lo de los monomandos, parece que nunca llegará allí. En pleno siglo XXI, que sigan existiendo dos grifos separados, uno para agua caliente y otro para agua fría, me parece tercermundista.
Eso sí, puedes pasar por el mercado y comprar veintisiete plátanos por una libra. Y es que Inglaterra, tiene estas cosas.
Algunos precios orientativos:
Tren i/v Milton Keynes - London ........ £12'40
Autobús Milton Keynes - Luton Airp .. £5'00
Travelday Card Metro ..................... £5'30
'Sub of the day' en Subway ............... £1'99
Menú Big Mac ................................ £3'49
Buffet libre tailandés ...................... £5'50
English Breakfast ........................... £3'95
Pinta en Milton Keynes .................... £1'85
Pinta en London ............................. £3'20
Abrigazo Look Molón British ............ £34'98
Pringles en Tesco ........................... £0'73
Platos preparados en Sainbury ........ £1- £2
Albergue junto al Soho .................... £20'50
lunes, 17 de noviembre de 2008
Lo pasamos pirata
Después de que en Menéame llegara a portada el baile de los esqueletos del Monkey Island 2, me puse nostálgico.
Me acordé de mis tiempos mozos y de mis aventuras gráficas favoritas. Indiana Jones y la Última Cruzada, Monkey Island, Maniac Mansion: El día del tentáculo...
Eran otros tiempos. Eran otros juegos. Desgraciadamente, cobra cada vez más valor aquello de 'cualquier tiempo pasado fue mejor', sobre todo cuando el tiempo pasado se refiere a nuestra juventud. Personalmente, me compadezco de los chavales que ya no quedan todos los días para jugar al fútbol después de clase y que prefieren pasar las horas muertas bebiendo litronas y fumando porros en un parque o bebiendo litronas y fumando porros delante de la Play. Tanto da la ubicación si el fin es el mismo.
En fin, que como pequeño homenaje, el pasado viernes, después de mi estelar actuación en el partido de solteros contra casados (séis goles, taconazos, caños, regates inverosímiles) compramos unas botellitas de licor para hacer una fiesta a la antigua usanza.
Y tan antigua fue, que cada uno llevó su performance particular y atuendo pirata, en honor al ya mítico e idolatrado Monkey Island, para hacer una fiesta bucanera. Hubo de todo, desde pañuelos varios, barbas ralas y camisas blancas, hasta mosquetes de metal y un parche de fieltro muy precario 'made in Ángelus'.
Bien provistos de ron, intentamos hacer grog con la receta más común que encontramos:
- 4/9 de ron (Capitán Bucanero)
- 4/9 de agua caliente.
- 1/9 de lima.
- Azúcar.
- Canela.
Todo mezcladito, salió de pena. El agua no engaña tan bien al paladar como el limón o la cola, por ejemplo, y llevamos ya un tiempo cerveceándonos el hígado como para soportar el sabor del ron en su máxima expresión. Está claro que los piratas bebían más por olvidar y por evitar el dolor físico y mental que por pillar el puntillo y disfrutar la velada.
Al final, como no podía ser de otro modo, al ser perros viejos y bien precavidos, acabamos tomando unos cubatas normalitos de ron con limón.
Para no variar mucho nuestros hábitos de consumo, nos dejamos caer por Mariano Rojas para rematar. Sala B, previo paso por Stereo.
Pero eso sí, lo pasamos pirata.
lunes, 27 de octubre de 2008
Tremendamente perjudicado
El pasado jueves, con motivo de la jarana que organiza la Universidad por eso de la BUM, que no comprendo muy bien cómo se celebra una bienvenida un mes después de haber llegado, sucedió algo extraño. Algo que escapa a toda comprensión humana.
No sabría explicar muy bien qué fue lo que pasó realmente. Toda está borroso, muy borroso. Sólo sé que, cuando quise darme cuenta, iba disfrazado de algún tipo de hortaliza.
lunes, 20 de octubre de 2008
El palillo como elemento de distinción
Main es un buen anfitrión, y, como tal, nos regala, casi sin querer, todo su conocimiento, descubriéndonos nuevas maneras de mejorar nuestra posición social. Cuando uno tiene tan amplio conocimiento de la estructura que conforma el conglomerado que es la sociedad actual, es fácil que la sabiduría rebose en uno mismo y esparza sus pequeños tentaculillos hacia todos aquellos que le rodean, atrapándolos y convirtiéndolos en individuos válidos para la sociedad.
Para hacer honor a la verdad, realmente no hemos conseguido mejorar nuestro estatus en el escalafón social. Pero por unos instantes nos pudimos sentir personas distinguidas. Todo gracias a ese gran invento de nuestros mayores, el palillo o mondadientes, y a la hospitalidad de Main.
Después de una opípara cena, en la que no faltó un buen serrano Siete Jotas, no se escatimó en aceitunas rellenas y la Steinburg corrió a raudales, después de departir largo rato sobre la existencia o no existencia de un ente superior y sobre la sexualidad de algunos de los presentes, y llegados al punto de estar bien empapados en alcohol, cual bucanero embriagado de ron, llegó al fin ese elemento diferenciador que hace especial al ciudadano español en cualquier evento festivo o reunión social. Al fin, el palillo fue redescubierto y encumbrado, y todo su señorío puesto a nuestra disposición.
Porque no nos dejemos engañar, no hay nada que haga más varonil a un hombre y más distinguido a un caballero, que un mondadientes bien amarrado entre los dientes. Amén de hablar muy a favor de su higiene dental. Quizá una boina bien calada, pero eso es ya un nivel de distinción para el que quizá aún no estemos preparados.
Yo, de hecho, no me sentía tan superior al resto de los seres humanos desde aquella época en que fumaba Lucky Strike y usaba cerillas, hace ya muchos años.
Gracias, Main, por hacernos sentir 'especiales', por enseñarnos a valorar las cosas más pequeñas y por proporcionarnos mondadientes de recambio.
viernes, 17 de octubre de 2008
¡Casi se la limpian!
Abro un paréntesis en mi ajetreada agenda para denunciar algo que me turba sobremanera.
Si el otro día fue un accidente con heridos a la puerta de la Biblioteca Regional, hoy casi ha habido que lamentar una desgracia, nuevamente ante mis propios ojos.
La cosa no ha sido tan grave como la última vez, ocasión en que la carretera se tiñó con la sangre de un peatón despistado, pero ha podido ser peor. Una mujer ha sido 'casi atropellada' por un vehículo muy cerca del Corte Inglés. Y digo casi, porque no me explico muy bien cómo es posible que no haya resultado gravemente herida. La tipa debía ser la prima de Bruce Willis en "El protegido".
El caso es que la muchacha se ha puesto a cruzar en rojo, como hacemos muchos cuando nos desesperamos (véase Avenida Juan Carlos I, a la altura de la antes mencionada Biblioteca), en la calle cortada por las obras del nuevo y flamante parking y... literalmente ha sigo golpeada por un vehículo. No la ha rozado, no, le ha dado un topazo en toda regla a la altura de la ciática (muslamen y culamen, para los de la LOGSE).
Habrá ido al hospital, porque a pesar de mantenerse en pie así en caliente, parecía desconcertada después del incidente, y esas cosas, ya se sabe, duelen al rato.
En fin, para reflexionar.
Me he pasado mucho tiempo empapandome de la cultura del transporte en otros países más 'avanzados' en este sentido, y debo decir que es algo que se veía venir desde que regresé. Tenemos una ciudad pensada para el coche, no para el peatón. El transporte público, que se reduce a unos cuantos autobuses en una ciudad colapsada por el tráfico y sin carriles exclusivos, resulta lento de cojones y muy deficiente. De ir en bicicleta mejor ni hablamos, al menos los que aprecien su vida.
¿Qué cojones pasa en Murcia, señores políticos? ¿No merecemos un transporte público adaptado al siglo en que vivimos? ¿No hay ya suficientes coches? ¿No hay acaso suficientes plazas parking? ¿No han oído hablar, qué sé yo, de la sostenibilidad? Claro, siendo el transporte público la mierda que es, resulta imprescindible coger el coche, cómo no, y pasa lo que pasa, que tenemos un caos absoluto en la circulación.
Si alguna vez voto por el PP en Murcia, por favor, cortadme la mano que sujete la papeleta.
PD: Dedicado a todos aquellos que han sufrido alguna vez la línea 39. Una hora para coger un autobús, hacer 3 kms y llegar a tu Facultad, nunca es suficiente.
lunes, 22 de septiembre de 2008
Noticias frescas, noticias breves, para servirle, Mister Quitanieves
Buenos y gélidos días desde Ålesund.
Tras un largo periplo y muchos días sin poder dar noticias desde tierras escandinavas, por fin hemos dado con una puerta abierta hacia el mundo exterior. Pero va a haber que cerrarla pronto, porque entra una brisilla helada que hace a uno replantearse seriamente el significado de la expresión "hace un frío de tres pares de cojones".
De momento nos estamos adaptando bien a las condiciones de vida por estos lares. Al principio nos costó un poco lo de levantarnos a las 7'00 y acostarnos a las 22'00, pero ya hemos adquirido un dominio tal que, oxigenándonos un poco el pelo, bien podríamos pasar por lugareños.
El inglés va mejorando a marchas forzadas. Qué remedio. Sobre mí ha recaído toda la responsabilidad comunicativa, y si no fuera generoso en el esfuerzo aún seguiríamos tratando de salir de Oslo. A veces, hasta me atrevo a gastar bromas.
Nada más por ahora. Vamos a la caza y captura de la Oficina de Turismo más próxima, a poner a prueba mi capacidad de entendimiento. Pronto llegaremos al Círculo Polar.
martes, 2 de septiembre de 2008
Desintoxicado
Silencio, eso es todo lo que he ofrecido al mundo las últimas semanas.
¿La razón?
Poco tiempo para narrar mis desventuras y una larga lista de proyectos a corto plazo que me tenían demasiado ocupado.
Los exámenes fueron bien, no puedo quejarme, ya que me saqué de encima las asignaturas más gordas, aunque a cambio de cargarme en las más livianas. Podría haber ido mejor, sencillamente.
Al menos, España ganó la Eurocopa. Se torció el plan de acudir a Viena a luchar con una jauría de rubicundos y ebrios germanos por la posesión más valiosa del campeonato, la cerveza, pero me quedará el consuelo de saber que hasta el último instante hice todo lo posible para poder contar a mis nietos que "yo estuve allí". Desgraciadamente, no pude hacer mi sueño realidad.
"Fernando Torres haciendo añicos las esperanzas de millones de alemanes".
Al menos viví la final y saboreé la victoria, muy a pesar de mi teléfono móvil, que falleció tristemente en las celebraciones posteriores al encuentro. Por mucho que digan, los aparatos eléctricos, al igual que los gatos, no se llevan bien con el agua.
Después de los exámenes, vino un período de relax a medias. Me metí a currar en una conocida cadena de supermercados, como monillo reponedor.
Además, me emancipé. Abandoné a mis padres, Dios me perdone. Al menos parcial y temporalmente, ya veremos qué me depara el futuro. De momento, comparto casa con una chica que se alimenta a base de café, chocolate y tostadas de tomate con aceite y sal, el monstruo de las galletas y una familia de adorables chinches.
Pero eso... es otra historia.
lunes, 23 de junio de 2008
¡Adiós a los cuartos!
¡Por fin! Hoy es un gran día.
Estamos en semifinales, algo que no pasaba desde 1984. ¡No ha llovido nada desde entonces! Vale, yo ya había nacido, pero con dos añitos recién cumplidos no creas que lo disfruté o que lo recuerdo con claridad. Por el amor de Christoph Metzelder, si encima sufrimos una derrota triste contra 'el Once del Gallo' en la final, con cantada de Arconada en respuesta a una falta blandita lanzada por Platini, ¿qué hay de bueno para recordar?
Italia cayó anoche de una de las maneras más dolorosas, en los penalties. Cierto es que yo hubiera preferido ganar a la italiana, es decir, empatando el partido en el minuto 90+2 con un gol de Del Piero en propia puerta y llevándonos el partido con un penalty inexistente en el 120 de la prórroga. Pero el final de anoche no estuvo nada mal.
Ahora, tenemos a Rusia, con su recuperado Arshavin, que nada tiene que ver con la del 4-1 del primer día.
Yo ya estoy buscando la manera de llegar a Viena el próximo 29 para el España-Alemania. No voy a esperar otros 24 años para ver una final.
jueves, 19 de junio de 2008
À corps perdu
Es evidente, el calor y los exámenes me están afectando. Me estoy encontrando con mi lado más sensible, y mira que es difícil encontrarse con algo que a ratos parece que no existe.
He decidido romper mi silencio, y para ello he optado por las opción más ñoña que tenía a mano. Tantas cosas para contar, y elijo precisamente la que puede poner en duda mi virilidad. En fin.
No es ningún secreto que en mi casa disfruto de artistas franceses de lo más variopinto. Cada uno tiene sus gustos, y a mí me gusta sentirme un ciudadano del mundo escuchando vocalistas en otras lenguas, especialmente si son franceses.
En una de mis múltiples incursiones en la cultura musical francófona, descubrí por casualidad a Grégory Lemarchal. Por aquel entonces, yo mantenía un pequeño idilio melódico con la ahora Primera Dama francesa, Carla Bruni, mucho tiempo antes, incluso, de que el Sr Sarkozy osara posar sus pezuñas sobre ella. Era algo platónico, puro. Conseguía conmoverme con el cálido abrazo de su voz.
El nombre de este chico, de trágica historia, apareció por casualidad en un foro. Su música consiguió emocionarme. Con el tiempo fui olvidándome de él, como suele suceder con casi toda la música que cae en nuestras manos, hasta ayer. Por casualidad, mientras mi hermana veía OT, oí el título de una canción de Grégory Lemarchal, y a un payo con una pinta de julandrón que te cagas decir que este chico había muerto.
¿Qué? ¿Cómo? ¡Pero si tenía 23 años! ¿Qué le habría pasado? Y me puse un poco al día.
El muchacho se dio a conocer gracias a un programa francés de la Tf1, llamado Star Academy, que no es ni más ni menos que el Operación Triunfo galo. Tenía una enfermedad degenerativa, fibrosis quística, y estaba bastante chungo, pero cantaba como los ángeles. Por lo visto, el chico estaba mucho peor de lo que parecía, y en cada gala del programa se le veía empeorar. En el programa francés arrasó, y pronto estuvo grabando discos y cosechando numerosos éxitos.
Al final, en abril del pasado año 2007, después de sólo tres años de su salto a la fama en 2004 con Star Academy, a la tierna edad de 23 primaveras vistas, falleció a causa de su larga enfermedad.
No sé que me emociona más, si sus canciones o el hecho de que haya muerto una de las mejores voces que ha dado Francia, con toda la vida por delante y de manera tan triste.
Quizá exagero.
Quería hacerle un pequeño homenaje, para dar a conocer su obra, que no es muy extensa desgraciadamente, pero tiene un gran significado. La lucha contra la adversidad y el afán de superación personal.
Para todos aquellos que de francés andas escasos, voy a destacar tan solo una frase de la siguiente canción.
"Et si ma vie n'est qu'une cause perdue,
je partirai libre d'y avoir au moins cru."
Que traducido vendría a decir,
"Y si mi vida no es más que una causa perdida,
partiré libre al menos habiendo creído."
Para alguien que ve como la vida se le escapa de las manos lentamente, escribir algo así debe ser casi tan trágico como para los demás escucharlo de su propia voz . Ahora que su voz se ha apagado, si es que yo me equivocara y existiera un Dios, espero que éste lo acoja con cariño.
jueves, 8 de mayo de 2008
Mirando atrás
Hace unos días que el verano avisa de su llegada. Para mí, son unos días difíciles, porque no soy precisamente un amante del calor. Mi piel se torna rojiza al más mínimo contacto con los rayos del sol. Como otros años, me he vuelto a quemar cara, cuello y brazos en cuanto la temperatura ha pasado de 20ºC. No es de extrañar que, en mis primeros días de playa, la gente aparte la mirada al verme llegar. No porque dé asco, que bien podría ser, sino porque mi piel es de un blanco nuclear que refleja la luz cual espejo.
El caso es que, en previsión de males mayores, decidí visitar hace poco la playa para intentar coger algo de color de cara al auténtico verano. Una misión harto complicada, teniendo en cuenta que mi lechosidad no se atenúa con la exposición al sol, sino que más bien se enmascara bajo un enrojecimiento gambitero que retorna a su estado natural tras la despellejación post insolatio. Mis mejores amigos en verano son, por este orden, un bote de protector solar factor 25, una sombrilla de ala ancha y unas gafas de sol que permitan mirar chanitas en topless sin ser visto.
La incursión resultó un fracaso, pues el tiempo no acompañó como esperábamos, pero los días que pasé en Santiago de la Ribera, en la casa de mis abuelos maternos, me hicieron recordar tiempos mejores. Tiempos en los que la vida era mucho más sencilla y mi única preocupación era cazar saltamontes.
Los primeros recuerdos que tengo de mi infancia en la playa, transcurren en esa casa. Era habitual que mi hermana y yo pasáramos un tiempo en casa de mis abuelos junto a mi madre. Mi padre no cogía casi vacaciones por entonces, pero venía de vez en cuando. A veces, incluso, los niños nos quedábamos con mis abuelos y nos repartíamos para dormir por toda la casa. Teniendo en cuenta que mi madre tiene ocho hermanos y mis abuelos maternos en aquellos días contaban unos veinte nietos, ahora me parece toda una hazaña. Para hacer honor a la verdad, dos de mis tíos tenían una casa en la Torre de la Horadada, otro en la Ciudad del Aire y uno vivía en Marbella, así que sus hijos no contaban para el cómputo global.
Aquellos días de verano se repetían como los cromos de Panini.
Mi abuelo, que era Capitán del Ejército del Aire, tocaba diana a eso de las 9'00. La señal de que iba siendo hora de levantarse era el olor a café recién hecho. En algunas ocasiones, mi abuelo me hacía para desayunar un ponche de huevo, además de las pertinentes galletas de María Fontaneda y las tostadas con mermelada.
Mientras los mayores se acicalaban, yo me afanaba en hacer mis deberes del verano. Estaba convencido de que mi profesor, el señor Don Juan, iba a corregirlos a la vuelta. Bendita inocencia.
Unas veces bajábamos con mis abuelos a la playa de la Ribera, junto a la Base, y otras íbamos con mi padre a la Torre. La segunda opción era mucho más productiva a los ojos de un infante. Mis primos mayores cazaban pulpos, y los pequeños nos entreteníamos luchando a brazo partido con las olas o saltando desde un improvisado trampolín en unas rocas cercanas. A veces, hacíamos acopio de cangrejos ermitaños. Es increíble, pero a un cangrejo de éstos, que parecen super inútiles, sólo hace falta ponerles un nombre como Indurain o Chiapucci para que muestren un increíble espíritu competitivo. Para que luego alguien dude de la capacidad de un crustáceo que vive en una concha robada. ¡Qué tardes más memorables nos dejaron aquellos años en el Tour!
Cuando no comíamos en casa de mis primos, tocaba etapa contrarreloj para llegar a casa de mi abuelo antes de las 14'00, la hora de comer. En el punto intermedio, había un avituallamiento. Patatas de la Torre para abrir boca. Si llegabas tarde a casa de mi abuelo, y éste se encontraba ya sentado a la mesa, corrías serio peligro de quedarte sin comer.
Después de comer, lo habitual era dejar a los pequeños viendo la tele y a mi abuelo durmiendo después del Telediario de la Primera, mientras que los mayores iban a tomar un café. Nos chupábamos cualquier reposición o refrito veraniego, tipo el Equipo A o el Coche Fantástico y, a la vuelta, nuestros padres siempre traían helados.
Por la tarde, salíamos a comernos el mundo. Yo tenía mis amigotes, Felipe, Ginés y Pedro, con los que salía a espachurrar saltamontes, a recoger caracoles y a comernos los nísperos del vecino. También había una chica de Madrid, que se llamaba África, y una chica francesa, Mélodie. Y un perro simpático, el de los otros vecinos, cuyo nombre era Olimpo. Olimpo resultó ser un animal super lanudo y juguetón. Pocas veces más en mi vida he visto un perro con el pelo a lo afro.
Pero desde luego, si a mí había alguien que me tenía fascinado, era Mélodie. Me tenía enamorado. Pero un amor puro, no como los de ahora, que nada más que piensas en bajarle las bragas. Yo a la francesita la idolatraba. Era de Lyon y un año mayor que yo. Nos pasábamos las tardes con ella jugando a las cartas. A veces, si había suerte, nos cantaba alguna chanson en francés. A mí me parecía que tenía la voz más bonita del mundo y, sin duda, ella fue la razón de que yo estudiara francés durante nueve años.
La familia de la lyonnaise nos parecía super rara, porque comían a las cinco de la tarde y hablaban cantando. Pero a mi primo David eso no parecía importarle, ya que solía vérsele en compañía de las hermanas de Mélodie. David solía salir cuando empezaba a anochecer y llegaba a casa de madrugada. Por la mañana, lógicamente, estaba hecho un trapo. Ahora entendemos muy bien lo que motivaba al muy golfo.
Según caía la tarde, nos comíamos un bocata para cenar y apurábamos el día jugando al bote botero. Cuando los mosquitos hacían acto de presencia, nos retirábamos hasta el día siguiente.
Y así pasaban los días. Un bucle infinito de sencilla y llana felicidad.
Con el tiempo, todos nos hicimos mayores. Las cosas cambiaron, y las francesas dejaron de ir a la playa. Hace unos meses, al pasar por delante de la casa de Mélodie, vi que estaba a la venta. La última vez que pasé, el cartel había desaparecido.
La verdad es que yo nunca supe qué decían aquellas canciones en francés, pero me hubiera gustado oírlas una vez más.
Junto con aquella chica de Lyon, se fueron mi infancia, mi inocencia y aquel amor casto y puro.
Lundi matin,
le roi, sa femme et le petit prince
sont venus chez moi
pour me serrer la pince.
Comme j'étais parti,
le petit prince a dit:
"Puisque c'est comme ça,
nous reviendrons mardi."
Mardi matin…
Mercredi matin…
Jeudi matin…
Vendredi matin…
Samedi matin…
Dimanche matin,
le roi, sa femme et le petit prince
sont venus chez moi
pour me serrer la pince.
Comme je n'étais pas là,
le petit prince a dit:
"Puisque c'est comme ça,
nous ne reviendrons plus."
Ahora, con las chicas nada más que pienso en guarradas y tengo un nivel de inglés que ni Tarzán. En fin, c'est la vie.
miércoles, 23 de abril de 2008
Día 1 -. Murcia - Madrid - Göteborg
Por fin había llegado el día. A las 9 de la mañana teníamos que estar en la sucursal de NATIONAL ATESA, muy cerca de Juan Carlos I, a la altura del Zig Zag, para recoger nuestro vehículo en alquiler y partir rumbo al aeropuerto de Barajas.
Yo me había levantado a las 7 para acicalarme, además de repasar la lista del equipaje para no olvidar nada. La mochila ya la había preparado la noche anterior. Una vez a punto, me puse en marcha hacia el lugar de la cita.
Para no romper la magia, llegué cinco minutos tarde. El día comenzaba con una finísima llovizna, pero las previsiones indicaban un solazo del copón. Nosotros habíamos reservado un C2 por unos 55 €, un coche más bien justo para tres hombres medio hechos y algo inclinados, pero al llegar al mostrador se nos anunciaba que, sin coste adicional, nos harían entrega de un C3. We have a good karma, my friend.
Salimos rumbo a Madrid, un viaje sin incidentes, frotándonos las manos pensando en todo lo que teníamos por delante. Pero al llegar a Barajas, nos dimos cuenta de algo. ¡Maldita sea!
Nos habíamos olvidado de llenar el depósito antes de devolver el coche. Esto suponía un pequeño recargo adicional, como nos explicaron en el mostrador de la compañía. Nos daba tiempo a ir a buscar una gasolinera, pero pensamos que lo más probable es que nos perdiéramos para siempre y no volviéramos a aparecer nunca más, así que preferimos aflojar la pasta y comenzar la aventura sin mayores contratiempos. Total, que el coche nos salió por 35 € por barba al final. Dentro de lo previsto.
Una vez en el aeropuerto, cogimos un carrito y paseamos buscando nuestro mostrador de facturación. Por supuesto, éramos los primeros en llegar, con más de dos horas de antelación. Tras una pequeña espera, facturamos y nos dispusimos a comer algo. Un pequeño tentempié a base de bocatas de jamón serrano y tortilla de patatas, propiedad de Friscar, que amablemente repartió entre los asistentes cual Jesucristo en la Última Cena.
Pasamos a la zona de embarque, nos informamos de nuestra puerta, y comenzaron las dudas. Resulta que existe una zona para los que viajan a países de la UE y otra para los que lo hacen fuera de ésta. Nuestra puerta, estaba en la segunda, y el guardia de control de accesos nos dijo que una vez que saliéramos de territorio europeo, ya no podríamos entrar. Decidimos esperar hasta veinte minutos antes para ver qué puerta nos había tocado en gracia, ya que todo podía cambiar en cualquier instante. En ese momento, no teníamos muy claro si acabaríamos en Suecia o en Haití. Al final, aunque tuvimos que abandonar la seguridad de la UE para embarcar, todo salió bien y el vuelo de Ryanair zarpó con nosotros y nuestro equipaje en su barriga.
Al llegar a Göteborg, cogimos el Flybussarna, el servicio de autobuses que te lleva hasta la civilización, por unas 50 coronas, al cambio aproximadamente unos 5 €. Como no podía ser de otro modo, unos estudiantes españoles de Erasmus en Borås nos acompañaban, lo que sería una constante durante todo el viaje.
Y al fin, llegamos a nuestro destino, la Nils Ericssonterminalen. Nos habíamos plantado en Göteborg, en la estación de autobuses y trenes, pero aún quedaba lo más difícil. No teníamos ni repajolera idea de cómo llegar a nuestro albergue, el Slottsskogen Vadrarhem. Sólo sabíamos que se encontraba en Vegagatan 21, junto al parque, pero eran las 10 de la noche y no teníamos mapa. Las mochilas, por supuesto, pesaban un cojón, y Göteborg era lo suficientemente grande y oscuro como para acabar durmiendo en un cajero, después de doblarnos la espalda bajo el peso de 23 días de comida y ropa limpia.
Preguntamos al primer sueco que vimos. El hombre, que iba con su mujer y un carrito con hijo, se quedó un poco pensativo y nos espetó un "Follow me". El pavo salió corriendo hacia la parada del tranvía, que ya se acercaba, y dejó atrás a su esposa e hijo. Por un momento, pensé que iba a abandonarlos para embarcarse junto a nosotros en la aventura, pero no. La mujer le dio alcance, a pesar de ir con muletas y arrastrando un carrito.
Nos subimos con ellos en el tranvía de la línea 6, dirección Kortedala y fui a pagar los billetes a una maquinita que había dentro del vagón. Intenté meter un billete gordo de rupias suecas, que era lo único que llevábamos, pero aquello no rulaba. El sueco me explicó que el cacharro sólo iba con monedas, y que había que echarle 20 coronas para que te diera el papelito con la conformidad, pero que salía más a cuenta comprar un bono de diez viajes en un 7eleven. Acto seguido, introdujo su bono tres veces para pagarnos el viaje. "I have saved you again". Pues ya ves, chavalote.
Durante el trayecto, nos comentó unas cuantas cosas sobre Göteborg. Nos indicó dónde podríamos comer, desayunar o comprar, nos recomendó bares y pubs a los que ir... un encanto de persona. Al fin, llegamos a nuestra parada, la de Olivedalsgatan. El sueco nos dijo que bajáramos con él. Nos llevó hasta la puerta del albergue y nos explicó que él vivía cerca. Nos despedimos de él, agradeciéndole de corazón todo lo que había hecho, y maravillándonos por la hospitalidad de aquella gente. Que Dios lo tenga en su gloria por muchos años.
Íbamos pensando que, de haber ocurrido en España, el pobre Sven seguramente hubiera sido robado, apaleado y violado. Pensábamos en todos aquellos garrulillos que habíamos dejado atrás, de las poblaciones circundantes a la huerta, en las que uno al solicitar ayuda en la lengua de Shakespeare es probable que reciba por respuesta algo como "¡Achoooo, pero que m' ehtáh contando!", ocasionalmente acompañados de un par de mecos, sólo por el hecho de ser guiri.
Una vez sanos y salvos en el albergue, nos recibió un pelirrojo. Nos hizo entrega de las llaves de nuestra habitación y nos rebajó un 15% por ser miembros de HI, por lo que se nos quedó el asunto en 21 euros por día con desayuno. El carnet de Alberguista Internacional, que costó 6 €, se rentabilizaría solo en apenas tres días. Nosotros habíamos reservado en una habitación común, suponíamos que un barracón mugriento con trescientos catres en los que le hueles los pies al de al lado y cinco personas te roncan en la oreja. Por disponibilidad y buen corazón, nos dieron sin coste adicional una habitación para los tres solicos, con tele, grifo para la colada y el Barça-Sevilla de 'la Liga', comentado por Erik Gunnar Sorensen y Karl Andersson. Encantados estábamos.
Montamos el chiringuito, comimos algo suave en un impresionante saloncito con cocina atestado de viajeros y salimos a dar una vuelta por el parque cercano.
Paseamos un poco por Slottsskogen, que más que parque era un trozo de naturaleza en mitad de la ciudad. Kilómetros de césped tupido, frondosos árboles, riachuelos, lagos, cataratas, carriles bici... y a lo lejos, una sorpresa de bienvenida. Divisamos un cervatillo. Lo miramos, nos miró, y casi nos echamos a llorar. Éramos muy felices.
Esa noche, volvimos pronto a dormir. Con una sonrisa de oreja a oreja nos marchamos a la cama. Entre la batalla de ronquidos que se habían montado estos dos, yo sólo pensaba en cuánto podría costarme comprar una casa allí.
jueves, 17 de abril de 2008
Justicia para todos
Es para mí hoy motivo de algarabía poder anunciar que los engranajes que mueven la rueda judicial en este país, funcionan. Aunque sea con una lentitud pasmosa, eso sí.
Hace ahora dos años, abandonando una discoteca y después de haber pagado nuestras correspondientes consumiciones, una cajera del lugar conminó a mi pareja a reabonarle el importe íntegro de una noche de fiesta completa, una tarjeta de consumiciones por valor de 60 euros, por el hecho de haberla extraviado. Esta señorita no tuvo en cuenta que apenas dos minutos antes habíamos entrado con nuestro sello puesto para recoger nuestros abrigos, despedirnos de nuestros amigos y marcharnos a casa.
Comenzó entonces una discusión y solicité encarecidamente a mi saquito de alegría que buscara la tarjeta y a la empleada que se tranquilizara para solucionar el asunto. La discusión derivó en trifulca cuando la cajera empujó a mi pareja. Obviamente, la segunda devolvió el empujón, y yo intervine para intentar reconducir el asunto por cauces pacíficos, recriminar la actitud de ambas y pedir calma. La cajera me empujó a mí entonces, y, de repente, un señor salido de la nada me agarró del brazo de muy malos modos junto a otro tipo pelado, que por su gesto deduzco encocado hasta la médula, y me lanzaron contra la pared en un espacio apartado.
Los tipos comenzaron a amenazarme y a decirme que me iban a dar una paliza. Yo estaba aún flipando con los modos de estos dos tipejos y sus escasas razones. Intenté razonar con ellos, pero fue en vano. Les rogué que se calmaran y que volviéramos dentro para buscar la tarjeta, que lo que estaban haciendo ni siquiera era legal, y en ese momento me echaron del local a empujones, sin más.
En la puerta me quedé, exigiendo a un animal con muy poco cerebro que me dejara pasar, que se estaban equivocando y que esto se solucionaba rápidamente, que la tarjeta que solicitaban tenía que aparecer. El animal, por supuesto, me amenazaba con darme una paliza. Por lo visto, esta gente de mal vivir gusta de solucionar las cosas así, intimidando y agrediendo a los clientes.
Yo no podía abandonar la escena, pues mi pareja aún permanecía dentro y yo estaba muy preocupado por ella. Intenté llamar a la policía y, en ese momento, salió mi pareja llorando y muy asustada. Uno de estos animales de la Discoteca Exágono de la zona comercial Atalayas, en Murcia, para más información en la calle Molino de Nelva, número 56, la había agarrado del cuello y la había amenazado.
Una vez que la tarjeta apareció, en el bolso de una amiga, y vieron que no se había consumido nada, se dieron cuenta de su error y la dejaron salir. Nos quedamos en la puerta, pidiendo un mínimo de decencia por su parte y que se disculparan. Pero nada de eso ocurrió. Recibí una nueva invitación por parte del portero para "desistir de mi actitud y solucionar las cosas entre los dos en la parte de atrás". El pobre, no llegaba a más.
Mientras tanto, el culpable, el señor que me agredió, un hombre de mediana edad que resultó ser el dueño, observaba la escena desde la puerta.
- Discúlpate por lo que habéis hecho. Sabes que la habéis cagado - le decía alterado.
- ... - silencio era su respuesta.
- Te vas a acordar de mí, grandísimo cabrón. Te juro que te vas a acordar de mí. Esto no va a quedar así - le grité.
El pavo se fue después de hablar con unos cuantos empleados. Él no lo sabía, pero algunos de sus porteros, evidentemente no los de ese momento, sus dj's y varios de sus camareros y camareras, eran conocidos míos. Incluso mi hermana había trabajado en el guardarropa. Algunos se acercaron a hablar conmigo, y recomendaron al tipejo que desapareciera de la escena. Así hizo.
Después de informarme sobre él y su identidad, consulté con un agente de policía y éste me recomendó denunciar en comisaría.
Por suerte para mí, el tipo me había causado lesiones en un dedo al lanzarme contra la pared y había unos cuantos testigos de la agresión, a pesar de que algunos de ellos me defraudaron mucho por no querer 'meterse en líos' a pesar de ser, supuestamente, amigos míos.
En fin, me presenté con mi parte de lesiones un par de días después para denunciar, tras intentar conseguir sin éxito que mi pareja hiciera lo propio.
Un año después, salió el juicio. Uno se da cuenta de que se ha hecho mayor cuando dice cosas como, 'tengo que ir a ver a mi abogado'. El acusado no se presentó, estaba en Punta Cana tomando el sol, el juez se pilló un rebote del carajo y perdió el juicio.
Le condenaron a pagarme 180 euros, una cantidad simbólica, pero me consuela saber que le amargué un poco la existencia y el delito figurará en su expediente. Para que la gente sepa qué clase de persona es.
Esta semana, por fin, después de dos años desde los sucesos y tras la huelga de los funcionarios de Justicia, el dinero obra en mi poder.
Lo más gracioso del asunto, es que aquella noche estábamos siendo invitados a todo por parte de sus camareros, que no nos dejaban pagar nada. Incluso, en más de una ocasión, por vergüenza torera, pedí a mis conocidos que marcaran algo en la tarjeta, que ya eran muchas las noches que me iba de allí sin pagar absolutamente nada y me sentía un poco culpable por el expolio consentido por sus empleados.
En fin, lo importante es que al final se ha hecho justicia. Lentamente, pero se ha hecho. Mantendré la identidad del condenado en el anonimato, a pesar de que figura todo en la denuncia, el correspondiente expediente del juicio y su sentencia. No obstante, va a tu salud, Pedrito.
PS: No, no es una falta de ortografía, es que los muy ignorantes llamaron a la empresa Hexágono, pero sin H de 'hijos de puta'.
lunes, 14 de abril de 2008
El indigente perruno
Hace un par de meses, me encontraba paseando con mi costilla al amparo de la luna y las farolas, omnipresentes en la siempre excesivamente iluminada noche murciana. Pasear es algo a lo que me estoy aficionando, como en su día me aficioné a los pistachos iraníes o a ir al parque a dar de comer a los patos. Es por estas cosas que algunos piensan que me encuentro peligrosamente cerca de los hábitos de un señor de setenta años. Pero cada uno tiene sus cosillas, que diría aquél, y yo ya voy peinando canas desde hace años, por mucha calidad que atesoren mis botas en los partidos del Trofeo Rector.
El caso es que nos encontrábamos paseando tranquilamente por los jardines de La Flota, cuando cruzando un paso de cebra nos topamos con un perrillo negro que hacía lo propio con el semáforo en verde para personas, que no para cuadrúpedos. Al verlo, no pude más que sonreír y comentarle a mi acompañante "mira que animal más apañao, que cruza la calle por el paso de cebra". Echamos unas risitas, y el animal, que percibió buen rollito, nos siguió a una distancia prudencial desde ese momento.
Continuamos nuestra sosegada travesía con rumbo a mi casa, con el perrillo haciendo la ronda junto a nosotros. Se conoce que el perrillo llevaba un tiempo solo y se notaba que, o bien se había extraviado o bien lo habían abandonado. En cualquier caso, el animal buscaba sentirse parte de una familia, y nosotros hacíamos el camino riendo y hablando en un tono agradable, dirigiéndonos ocasionalmente a él para decirle cosas como "ten cuidado con la carretera, chavalote" o "no te comas la mierda de otros perros, guarrete". En fin, que el bicho llegó con nosotros a la altura del tranvía de Juan Carlos I, y procedimos a cruzar.
El perrillo se quedó rezagado, y siendo como era la avenida, nos preocupamos un poco por el animal al ver que iba a cruzar en rojo alegremente. Nos detuvimos un segundo, con intención de esperarlo. Fue entonces cuando oímos un frenazo y al perrillo ladrar de una manera que nos heló la sangre.
El pobre animal salió corriendo despavorido hacia nosotros, ladrando muy alterado como diciendo "¡Dios mío, ¿por qué a mí?, ¿qué he hecho yo?". A nuestra altura llegó, tembloroso y asustado, pidiendo explicaciones a ladridos, cuando, de repente, lo vimos tambalearse y... se desplomó. Literalmente, lo vimos estirar la pata. Nos quedamos asombrados.
El coche no lo había tocado, pero del susto el animal había sufrido un infarto. Ahí se quedó el bicho, tendido y agonizando. Y nosotros boquiabiertos, sin saber muy bien qué hacer.
Aquí un extracto de la conversación que mantuvimos.
- Llama a la policía - dijo ella.
- Me van a mandar a la mierda - dije yo.
- No sé, me da pena dejarlo así - dijo ella.
- ¿Y qué voy a hacer? ¿Llamar a una ambulancia? ¿A quién se llama cuando a un perro le da un infarto? Si quieres hacerle el boca a hocico... - dije yo.
- Sí, hombre. Antes lo he visto comerse una mierda - dijo ella.
- ¿Sabrías hacerle un masaje cardíaco a un perro? - dije yo.
- Y una paja también, venga hombre - dijo ella.
En esas estábamos, con el móvil en la mano sin saber qué cojones hacer o a quién cojones llamar con un perro moribundo, cuando el animal, cual Jesucristo en una de sus mejores actuaciones en Jerusalén, se reincorporó.
Atónitos nos quedamos.
Nos acercamos al animal, lo miramos detenidamente, y esperamos para ver si se recuperaba. Y efectivamente, el jodido perro negro había resucitado. Tenía lágrimas en los ojos y se había meado encima, pero estaba vivo. Me hace gracia pensar que un par de miles de años antes, unos cuantos fanáticos habrían fundado la Primera Iglesia Perruna del Animal de los Últimos Días, le habrían dedicado cuatro tomos a su obra y milagros, y se le atribuiría la capacidad de mear champán y defecar palomitas de maíz.
En fin, que un ratito después, el perro se puso en pie y volvió a menear el rabo, todavía un poco aturdido. Aún flipando con el desenlace, seguimos nuestro camino, con el perro milagroso siguiéndonos, ahora mucho más de cerca.
Íbamos pendientes de él, en cualquier caso. A veces puedo ser un poco cabrón y reventar ratones contra la pared de una patada, pero, por increíble que parezca, tengo sentimientos.
El perrillo, que debió ser compañero de reparto de Bruce Willis en 'El protegido', se paró un par de veces a vomitar. De su boca salían unas bolas verdes, enormes y gelatinosas, que habrían hecho las delicias de los fanáticos de 'Alien'. Las olisqueaba y seguía su camino. Un milagro más para la Biblia Perruna, más conocida como 'El Ladrido'.
Cruzamos una última calle antes de llegar a mi casa, con el perrillo a cinco centímetros de nuestras piernas. Y al fin, llegamos al portal.
- ¿Qué hacemos? - dijo ella.
- A mi casa no sube. Mi madre me mata. Además, ¿tú has visto lo que le ha salido de la boca? A mí me causa respeto - dije yo.
- ¿Entonces? - dijo ella.
- Nada, como una tirita. Un tirón y listos. No lo mires más, que da penita. Además, mejor aquí, que hay parques y jardines, que en mitad de una autovía para que lo reviente un coche - dije yo.
El perrillo nos miró como diciendo, "bueno, qué, ¿subimos a casa?".
- Fuera bicho, vive tu vida. No te arrimes a las carreteras y corretea por los jardines, que están llenos de gusanitos que tiran los críos y de palomas, que son una fuente de proteínas con plumas - le dije al animal.
Y nos marchamos.
La última vez que lo vimos, nos miraba extrañado desde la calle, mientras la puerta del ascensor se cerraba.
¿Qué habrá sido de él? Lo ignoramos. Pero me temo que sus esperanzas no eran nada halagüeñas. Eso, por supuesto, sin hablar de su escaso instinto de supervivencia. Pero quién sabe, a lo mejor se sacó una tienda de campaña del ojete, acampó junto a la parroquia, invitó al párroco a unos kebabs que también le salieron del orto, el anonadado miembro del clero le tramitó el milagro y lo nombraron Santo. O a lo mejor el chucho sólo tenía lombrices, vete a saber.
viernes, 11 de abril de 2008
Bienvenido, Juan Antonio
Hace tiempo, que lo presenté en sociedad, pero ahora ya es definitivo. Adopté una mascota virtual, ese pato amarillo que come pan y cacahuetes, a la que temporalmente, y a la espera de una idea mejor, llamé Alfred J. Kwak. Cosas de la infancia, ya sabéis.
Ahora que he madurado la idea, creo que ha llegado el momento de bautizarlo. Para ello, he decidido quedarme con el nombre de Juan Antonio. Me parece un nombre muy correcto y punto. Como debe ser.
Al bicho lo podéis ver en la barra lateral, justo debajo de la foto de mi perfil. Sí, esa foto en la que salgo alcoholizado perdido en un albergue de Munich, comiendome una manzana que previamente había robado, en un intento de hacer una foto sugerente que se quedó en eso, en un intento fallido. Llevaba una 'papa' que no veas, y en esos estados toda idea parece buena.
Así pues, Juan Antonio, yo te bautizo en el nombre de Gabri, del Gringo y de un polo que se llama Magnum, Ramén.
jueves, 27 de marzo de 2008
Delincuentes comunes
Pues nada, una entradita para anunciar que mi hermana ha sido víctima de un robo. Concretamente, entre la tarde-noche del lunes pasado y la noche del martes, algún desgraciado se coló en el garage y se llevó su bicicleta. El payo malo, que desde aquí aprovecho para decirle que además de un chorizo de tres al cuarto es un gilipollas de cuidado, se fue a por la bicicleta que pilló más a mano y que resultó ser la de mi hermana, entre las distintas opciones que tenía.
Estaba atada a la barra del garage por medio de dos cadenas de cable de acero. Suponemos que, en un principio, se armó con una piedra y un mechero e intentó cometer su fechoría. Se puso a golpear los cerrojos con el pedrusco con la malsana intención de liberar el artefacto, pero únicamente consiguió perder el tiempo y armar un poco de escándalo. Posteriormente, el chapucero intentó quemar los cables. ¿Con qué finalidad? Lo ignoramos. Quizá le gustaba el fuego, porque no consiguió nada quemando el plástico que cubría los cables de acero.
Desesperado, el animalico se fue a casa a por una cizalla. Vete a saber si no se fue a comprarla a una ferretería, pero la cuestión es que ya de vuelta y con la cizalla en la mano, consiguió partir los cables de acero y llevarse la bici, que por cierto tenía una rueda pinchada, por lo que creemos que el tío cutre se la llevó en mano ante la imposibilidad de montarla sin parecer un imbécil integral.
En fin, que el individuo nos ha dejado como pruebas del delito las maltrechas cadenas del Decathlon.
Por mi parte, se ha salvado mi bicha por haberme gastado algo más de 10 € en cadenas, porque me temo que en otro caso mi vehículo hubiera corrido suerte similar. De momento, me he subido la bici a casa, he pedido una llave del colapsado cuarto de las bicicletas y tengo en mente comprar un buen pitón articulado para dificultar la labor delictiva de estos indeseables.
En cualquier caso, además de dar parte a la Policía y peinar las tiendas de segunda mano, poca cosa podemos hacer. Eso sí, a quien pille a menos de 50 centímetros de mi bicicleta a partir de ahora, primero le voy a violar el cráneo y después le voy a preguntar qué cojones hacía. Si ya le he pegado un guantazo a un niñato que me estaba robando los tapones de las ruedas, ya me veo capaz de cualquier cosa.
Confiando en la colaboración ciudadana, si alguien pudo ver algo de lo descrito entre el lunes y el martes en Murcia, por la zona de la Avenida de los Pinos, cerca del Zig Zag, o sea, un payo con una bicicleta anaranjada con la rueda trasera pinchada y una cizalla, por favor, que avise. Igualmente, si el maleante acude a deshacerse de la bicicleta a una tienda de segunda mano y tenéis constancia de ello en los próximos, contactadnos. Gracias.
sábado, 15 de marzo de 2008
Renta Emancipación. Fraude a la vista
Estoy indignado. Y me quedo corto.
Hace poco, me planteaba la posibilidad de probar a independizarme. Mi economía se encuentra saneada después de dos años ahorrando, y me permito el lujo, incluso, de invertir en depósitos a corto plazo. Todo sea por ganar unos euros en lugar de dejar la pasta quieta en el banco para ganar un mísero 1%, si es que llega. Es lo que tiene vivir con los padres a los veintitantos y compaginar estudios y trabajos basura, que para vivir dignamente no te da, pero puedes llegar a acumular, si te lo propones, un buen capital.
Como el año pasado ya me lo planteé, vengo mirando desde hace tiempo mi 'target' para la ocasión. La idea era la de llevarme conmigo a mi pareja, buscar compañeros en nuestra misma condición de estudiantes serios y fiables, y compartir gastos, pues de otra manera es imposible. Había pensado en una zona cercana al campus, aunque no tanto de la ciudad, en la que se ubica una zona residencial con unos duplex muy monos y piscina comunitaria. Un buen remanso de paz que haría las veces de oasis.
Los precios, a fecha de septiembre, rondaban los 550 - 650 €. A fecha de hoy, tras ponerse en marcha la dichosa Renta de Emancipación de 210 €, oh, milagros de la ciencia, los precios han pasado a ser del orden de los 750- 900 €. ¡Las mismas casas sólo cinco meses después! ¿Nos estamos volviendo locos? ¿Qué coño pretende esta gente? ¿Creen que me voy a meter en eso por arte y gracia?
Si ya es difícil que el puto Gobierno Regional dé estas ayudas a los jóvenes, que no sé si tendrá que ver algo con que sean del PP, ¿encima vamos a pagar a los caseros las vacaciones en Baqueira?
"Tú paga, te la den o no, que eso ya es cosa tuya".
Pues mira, y una mierda. Con las condiciones laborales actuales, no se pueden compaginar trabajo y estudios. Ni siquiera puedo optar a esa renta. Que se coman sus putas casas y sus putos alquileres, y ojalá que todos los listillos que compraron una casa como inversión a costa de terceros se coman la puta crisis inmobiliaria y se vean mendigando o prostituyéndose para subsistir.
Este país se va a la mierda, no me cabe la menor duda. Pero a mí no me van a pillar. Cuento los días para cruzar la frontera y no volver jamás.
jueves, 6 de marzo de 2008
Elecciones 2008: Las dudas se disipan
Yo, como muchos otros, no lo veía nada claro. Después de tragarme los debates, lo único que me quedó claro es que los perdedores fueron tanto Zapatero como Rajoy, y que los grandes ganadores fueron aquellos partidos que no debatieron.
A falta de pocos días para decidir sobre el futuro de la nación, mi voto era una incógnita. Me he leído cerca de quinientas páginas en programas electorales varios, desde los partidos más gordos hasta los partidos más minúsculos, y ninguno me convencía del todo. Además de notar cierta carencia en cuanto a cifras se refiere, en ocasiones una carencia verdaderamente preocupante para un aspirante al título, he notado que utilizan, en muchos casos, un lenguaje ambiguo, llegando incluso a mostrar un programa esquivo en determinadas materias para no espantar a sus potenciales votantes.
Entonces, me topé con esta encuesta. Básicamente, en ella te hacen unas preguntas muy generales sobre diversos temas, y en función de tus respuestas te dan tu compatibilidad con las distintas formaciones políticas.
Para mi sorpresa, salí con una compatibilidad del 88% con respecto a... ¡Ciutadans! ¿Cómo es esto posible? Pues no lo sé. Pero lo más acojonante no es eso, si no que repasando las respuestas pude observar que mi postura sobre el modelo autonómico a seguir es incluso más radical que la de este partido. Vivir para ver.
En fin, que cual rayo me introduje en su web para informarme, y lo que he encontrado allí me ha gustado mucho. A mi parecer, se trata de un partido de centro-izquierda con ideas nuevas y refrescantes en contraposición a los enmohecidos y rancios ideales de la vieja guardia. Que me han ganado para su rebaño, vamos.
En la encuesta, se echa en falta a UPyD, que era mi caballo ganador, pero que más o menos se mueve por los mismos cauces que Ciutadans, hasta el punto de que no se descarta que formen juntos y vayan de la mano al Congreso. Dicen las malas lenguas, incluso, que el programa de UPyD es calcado al de Ciutadans, con matices. Yo veo muchas similitudes la verdad.
Y nada, que para acceder a la encuesta, si no lo has hecho antes, tienes que pinchar en uno de los múltiples enlaces que ponen 'encuesta', que ese bonito color azul nuclear no es casualidad. Quién sabe, quizá te aclare las dudas, como a mí, y te ayude a sentirte arropado en este mundo ingrato. Toda ayuda es poca para hacer de tu voto un elemento útil.
Al fin, la luz al final del túnel. Quién me iba a decir a mí que acabaría votando a un partido catalán... Si me dejan, claro, porque igual no hay papeletas de esas en mi colegio electoral para hacerme la puñeta. Pero no pasa nada, tengo a UPyD.
martes, 26 de febrero de 2008
Ninguna broma
Hoy no hay tiempo para el humor. Anoche tuvimos debate, y me acosté con la sensación de que mi voto estaba un poco más claro. Durante la noche, sin embargo, ocurrió algo que ha cambiado radicalmente mi manera de ver las cosas.
Esta mañana me despertaba mi pareja para comunicarme un hecho que, curiosamente y a pesar de su gravedad, no me sorprendió. Esta misma noche, uno de esos 'pobres inmigrantes' que tienen derecho a tantas cosas y que 'sólo vienen en busca de un lugar mejor para vivir' ha entrado en su casa a robar y se ha enfrentado a ella. Afortunadamente, este desgraciado no ha hecho daño a nadie y se ha llevado un botín exiguo: una caja con monedas antiguas y la sensación de seguridad de esa casa. Quizá lo más grave no sea el botín físico, pero es difícil cuantificar el valor de lo intangible que nos ha arrebatado, e incalculable la sensación de temor e impotencia que deja como legado.
Sin embargo, sólo será una cifra más en el volumen de asaltos de este país. Cuando uno ve datos, y ve debates como el de anoche, en que los muertos son sólo números en un papel que sirven para decir "vosotros tuvisteis más", piensa que se les debería caer la cara de vergüenza. Con un numerito, uno no alcanza a comprender la verdadera dimensión del problema. No es el hecho en sí, que sí que es cuantificable, es su repercusión posterior y sus consecuencias, esto es lo que debería ser tenido en cuenta.
Y todavía el asunto iba a caer en saco roto, ya que no pensaban denunciarlo. "¿Para qué? ¿De qué sirve?". Esa es la sensación en la calle. ¿Cuántos delitos más como éste habrá sin denunciar? No se tiene fe en el sistema, ya que permite que esto suceda. Además, en poco tiempo están fuera y delinquiendo nuevamente.
Yo respetaba a esta gente que venía a España en busca de una vida mejor. Entendía que yo mismo emigraría si se dieran las circunstancias. Pero no, he comprendido que yo no soy como ellos, afortunadamente.
Dirán que me estoy radicalizando, que rayo la intolerancia o que no debo meterlos a todos en el mismo saco, pero ya llueve sobre mojado. No es la primera vez que ocurre, lo vemos a diario. Yo vivo en una comunidad, en una ciudad, en la que el 15% de la población es inmigrante y sé de lo que hablo. "Quien hace un cesto hace un ciento, si le dan mimbres y tiempo", dice el refranero. Yo no veo por ninguna parte las ventajas de la sociedad policultural. Algunos son amigos míos, excelentes personas, pero reconocen que existe un problema y que va a más. Haced caso a los más viejos, porque "esto antes no pasaba".
Ahora mismo, la propuesta del PP sobre el 'contrato de inmigración' me sabe a poco. Si ya existe una Asociación de Víctimas del Terrorismo, ¿para cuándo una Asociación de Víctimas de la Inmigración? Yo soy una víctima más, pero somos muchos, muchísimos.
Me queda poco en este país de maleantes y delincuentes en potencia. En España no pasaré ni un segundo más de lo estrictamente necesario. ¿Calidad de vida? Y una mierda, esto ni siquiera es vida.
miércoles, 6 de febrero de 2008
Interrail 2007: El nacimiento de la criatura
Ya hace un tiempo que regresamos de patear Europa, y considero que va siendo hora de relatar toda la verdad sobre lo que allí aconteció. Sobre todo teniendo en cuenta que mi primo ya ha terminado de relatar la experiencia desde su prisma y ya puedo rememorar con mayor nitidez algunos pasajes turbios en mi mente.
Cuando regresé de visitar a Alberto en Suecia, tanto anfitrión como invitados adquirimos el compromiso y el convencimiento de que aquella experiencia debiera repetirse en el futuro. Como decían en 'South Park: The Film', "más grande, más largo y sin cortes". Ya habrá tiempo de relatar aquí aquellos maravillosos días en tierra de tremendísimas rubias en bici, pero en esta ocasión empezaré por el final.
La idea fue tomando forma poco a poco, y acordamos realizar un Interrail. Una experiencia de varias semanas, con mochila al hombro y recursos limitados, que hacen a la gente cambiar toda su visión del mundo que le rodea. Pero las bajas en el seno del grupo se iban produciendo.
Al final, de los integrantes originales de la expedición Svensk Rätt, yo era el único superviviente. En cualquier caso, no resultó nada difícil convercer a mi primo Fris, que recibió la idea con calidez e ilusión. La baja de ultimísima hora de Ra pesaba como una losa, que dicen las malas lenguas que cambió un viaje de un mes por Europa por una bici, pero su hueco fue muy bien cubierto por un atento 'Trípode', que en el futuro realizaría una gran labor como intérprete. Así pues, el Bird Command quedaba formado y listo para la batalla.
Las plazas estaban cubiertas, los preparativos realizados y el plan dispuesto. A pesar de que en algunos foros de discusión decían que había que dejarse llevar por la improvisación, nosotros preferimos llevarlo casi todo atado para ahorrar unos dineros y no tener que dormir a la intemperie. Con las reservas, sabíamos más o menos, lo que queríamos hacer y dónde estaríamos en cada momento, al menos en teoría, pues ya se sabe que lejos de casa uno nunca puede preveer de qué lado soplará el viento. En cualquier caso, dejamos cierto margen a la imaginación, ya que siempre podríamos anular la reserva hecha con antelación sin coste alguno.
La idea, en principio, nos llevaría a recorrer Göteborg y Malmö en Suecia, Copenhague en Dinamarca, Berlin y Köln en una primera incursión alemana, Amsterdam y Rotterdam en Holanda, Brujas en Bélgica, y Munich, Triberg y Frankfurt en la segunda vuelta teutona. Al menos ese era el plan inicial y las ciudades en las que teníamos 'reservas hechas'.
El 22 de septiembre fue el día elegido para partir, y el 14 de octubre, después de una ampliación, el día de vuelta. Habíamos pillado una super oferta de Ryanair, por la que el viaje de ida y vuelta nos salió a 45 € con tasas, impuestos y equipaje inclusive, pero tras ampliar unos días el asunto se quedó en 75 € en total.
Habíamos acordado, tras un riguroso estudio, que el presupuesto inicial sería de 1200 € aproximadamente, lo que nos daba un margen de maniobra de 45 € diarios de máximo, que nos pareció suficiente para beber, comer y fol... esteeee... dormir SOLOS en literas rancias de albergues juveniles.
Así que nada, tocaba hacer números. Nos hicimos con 100 € en coronas suecas por barba. El resto lo repartimos entre una cuenta conjunta abierta para la ocasión en la que cada uno aportó 600 €, y el dinerito en metálico que cada uno llevaría encima para sus cosas.
Como salíamos desde el aeropuerto de Barajas, ya que por aquel entonces no había vuelos para Suecia ni desde Alicante ni desde Valencia, mucho menos desde San Javier, acordamos iniciar el operativo con un coche de alquiler para desplazarnos hasta la terminal.
Los días fueron pasando. La primavera dio paso al verano, y el verano trajo consigo los exámenes de septiembre. Los aprobados pertinentes nos permitieron partir con la sensación del deber cumplido. La semana previa, nos reuníamos en la piscina de Ángel para poner a prueba nuestros conocimientos de sueco, inglés y alemán, y observar de primera mano el cuerpo escombro que nos había dejado el paso de los años y una mala alimentación a base de cerveza y Doritos Tex-Mex. Yo no me veía tan mal desde aquel verano que pasé currando en la cantina de la piscina de El Palmar atiborrándome de granizados y sandwiches de atún y mayonesa.
El 22 S estaba cerca. La noche del 21 me sé de tres que durmieron muy poco. Dos de ellos, por los nervios del viaje. El tercero por la incertidumbre de no saber si a la vuelta seguiría teniendo pareja.
Ya no había vuelta atrás. El mineralismo iba a llegar.
sábado, 2 de febrero de 2008
Primeros cortes de agua
Bueno, he decidido hacer una pausa en mis estudios para comentar un asunto que me altera profundamente.
Resulta que después de merendar había pensado en lavarme los dientes y darme una ducha, por eso que dicen de la higiene y tal, y resulta que nos han cortado el agua en Murcia sin previo aviso. Lo mejor de todo, es que estamos en febrero y es media tarde. Es decir, que el calor aún no aprieta y se supone que debería haber llovido algo en los últimos meses para recuperar agua en los embalses, pero... nada. La última vez que usé un paraguas era octubre y paseaba por Berlín.
Cómo añoro las verdes praderas de Baviera...
Yo ya me lo veía venir, pues hace tiempo que no se riegan los parterres y el poco césped que aún sobrevive agonizante tiene un aspecto pajizo y amarillento nada saludable. Además, no hace mucho redujeron la presión del agua, por lo que en pisos a partir de la cuarta altura resulta tremendamente difícil desenjabonarse la cabeza después del lavado.
En fin, no veo el momento de liar el petate y cruzar la frontera. Con el inglés estoy avanzando bastante y el alemán ya no me parece tan horrible.
PS: Lo que yo creí un corte de agua programado, resultó ser, después de mucho investigar y llamar a Emuasa para sonsacarles sobre el estado de la red de aguas, una avería de la bomba. Impagable el momento en que vas a ver el estado de la bomba y te encuentras a todos los vecinos parados observando la avería sin inmutarse, durante horas. En cualquier caso, la presión sigue siendo baja y parece que los parterres se riegan un par de veces a la semana para que no terminen de morir en vísperas de mejores y lluviosos tiempos en primavera. Recemos pues.